Retirado de la vida política desde su derrota en las primarias de la derecha en 2016, el ex Presidente francés, Nicolas Sarkozy, recupera el foco mediático que le es tan querido con el lanzamiento de su nuevo libro "Passions" (Pasiones), en el que repasa tres décadas de vida pública, incluyendo su ascenso al poder en 2007.
No son unas memorias, según él mismo ha precisado, sino un relato sin orden cronológico ni temático que en 359 páginas salda cuentas consigo mismo y con sus adversarios políticos, "sin acritud ni maldad".
En 2016 ya había publicado "La France pour la vie" y "Tout pour la France", con los que oficializó su intención de reconquistar la derecha, pero esta última recopilación de recuerdos llega sin un programa político definido y coincide con el
reciente anuncio de que será juzgado por corrupción y tráfico de influencias.
Comienza en junio de 1975 en Niza, donde el entonces joven militante de la Unión de Demócratas por la República (UDR) dio su primer discurso y finaliza en mayo de 2007 con su llegada al Elíseo, en el que permaneció hasta 2012.
"Cuando vi mi rostro aparecer en las pantallas, acompañado de 53%, fue una explosión. Todos gritaban, saltaban, reían, algunos lloraban de alegría", afirma en el texto. "Tenía 52 años y cinco años de acción por delante", asevera escuetamente en una clausura que abre la puerta a un posible nuevo tomo sobre su mandato.
Acenso e intimidad
Sarkozy (París, 1955), a quien los primeros aplausos le llenaron "de una felicidad tan profunda como desconocida", dice haber tenido claro en Niza que iba a consagrar su vida a la política, en la que tuvo como mentor al ex Presidente conservador, Jacques Chirac, que en su primer encuentro le impuso tanto por su físico "como por su energía".
"Me gusta ganar. Siempre he luchado por la victoria, pero debo admitir que he aprendido mucho más de mis fracasos que de mis éxitos", explica el ex jefe de Estado, derrotado por François Hollande en 2012 y por su ex primer ministro, François Fillon, en las primarias de la derecha en 2016.
"Me gusta ganar. Siempre he luchado por la victoria, pero debo admitir que he aprendido mucho más de mis fracasos que de mis éxitos"
Nicolas Sarkozy
"Mi ambición siempre ha sido grande, pero nunca me ha hecho renunciar a mis sentimientos", recalca el ex jefe de Estado, cuyo paso por la presidencia estuvo marcado a nivel personal por su separación de Cécilia Attias en 2007 y su boda un año después con Carla Bruni, que lo conquistó por su "elegancia y amabilidad".
"Mi mujer deseaba otra vida. Yo acababa de ser elegido. El divorcio era la única salida razonable. Decir que en aquella época la actitud de Cécilia me sorprendió es poco. No lo vi venir", sostiene.
Reproches
Sarkozy asegura que el poder presidencial nunca le ha cegado y, aunque recalca que lo abandonó "sin amargura", los reproches que hace a antiguos compañeros o contrincantes son los que más polémica han desatado recién salidos de la imprenta.
Sobre todo con François Fillon, quien fue su primer ministro durante cinco años. "Me pareció serio, competente, sólido y capaz de ser leal. Pensaba conocerlo... Lo que pasó después me mostró mi error", lamenta sobre su antigua mano derecha, quien, según denuncia, pidió acelerar los procesos judiciales en su contra. "Es algo abrumador", sostiene.
De la ex ministra y candidata socialista a las presidenciales de 2007, Ségolène Royal, dice que a veces se preguntó si "daba muestras de incompetencia por voluntad política o si aparentemente no conocía ni entendía los casos que trataba".
Una declaración que ella tachó este jueves de "sexista" en un mensaje en Twitter en el que incluyó la etiqueta contra los abusos machistas #MeToo.
"Si la juventud es un privilegio para conquistar el poder, es una debilidad en el momento de ejercerlo"
Nicolas Sarkozy
Ministro de Presupuesto (1993-1995), del Interior (2002-2004), y de Economía y Finanzas (2004), Sarkozy no le perdona a Hollande la frialdad en su ceremonia de traspaso de poderes y haber puesto en marcha "manipulaciones policiales y judiciales" en su contra.
Su mirada hacia el actual Mandatario, Emmanuel Macron, es en cambio amable, aunque no se priva de lanzarle alguna advertencia: "Si la juventud es un privilegio para conquistar el poder, es una debilidad en el momento de ejercerlo", dice Sarkozy, que desea al jefe de Estado de 41 años que sea capaz de resolver esa contradicción mejor que sus predecesores, incluido él mismo.
Y en un momento en que su partido, Los Republicanos, afronta una crisis profunda tras su fracaso en las elecciones europeas de mayo, descarta con aparente convicción un hipotético regreso a la primera línea.
"A menudo se me ha preguntado si echo de menos la política. Invariablemente respondo que no y veo que pocos me creen. Sin embargo, es la verdad, si uno quiere comprender que lo que amo no es la política, sino la vida", concluye.