Sánchez llegó a la presidencia hace un año, cuando logró desplazó al conservador Mariano Rajoy a través de una moción de censura que fue respaldada por los parlamentarios, en medio del dañino veredicto en un caso de corrupción que involucró a su casa política, el Partido Popular.
Sánchez mantuvo un gobierno de minoría a flote, hasta que partidos de derecha y separatistas catalanes se opusieron a su Ley de Presupuestos Generales en febrero. Sánchez respondió con un llamado a elecciones anticipadas el 28 de abril, ocasión en que los socialistas obtuvieron la mejor votación, pero lejos de la cantidad suficiente de escaños como para gobernar como mayoría.
Sánchez tendrá dos oportunidades de conseguir el respaldo del Parlamento esta semana.
Luego de un debate desarrollado el lunes, este martes Sánchez se enfrenta la primera votación en la que requiere la mayoría absoluta, es decir, 176 votos de los 350 congresistas de la cámara.
Si no logra un resultado positivo, su segunda oportunidad será el jueves, cuando la vara será un poco más baja: sólo necesita que los votos "Sí" superen a los "No", sin importar la cantidad.
Los socialistas tienen 123 escaños y Unidas Podemos otros 42, totalizando 165 entre ambos. De esta forma, Sánchez tendría que convencer a partidos regionales pequeños de ayudarlo al menos en la segunda votación, para superar los votos garantizados del "No" que vendrán del Partido Popular, el partido de centro-izquierda Ciudadanos, el de extrema derecha Vox y otras colectividades más pequeñas que también se ubican a la derecha del espectro político.
Las negociaciones entre los socialistas y Unidas Podemos no parecían tener destino alguno hasta que el líder de los últimos, Pablo Iglesias, anunciase el viernes que cedería ante la demanda de Sánchez y no buscaría personalmente un puesto en el gabinete de gobierno.
Los socialistas respondieron diciendo que se encontraban optimistas de conseguir un acuerdo que establezca líneas comunes en prioridades políticas, pero Unidas Podemos insiste en sumar integrantes en el gabinete.
En 2016, Unidas Podemos también tuvo la llave para que Sánchez pudiese formar gobierno en una elección cerrada, pero en esa ocasión no hubo acuerdos y se forzó a una nueva convocatoria a las urnas que le permitió a Rajoy mantenerse en el poder.
Si es que Pedro Sánchez no consigue el respaldo suficiente en alguna de las dos votaciones, el próximo paso queda en manos del Rey Felipe VI, quien debe llamar a otra ronda de conversaciones entre los líderes de todos los partidos y nombrar a un candidato para que intente formar gobierno.
Sánchez podría aceptar una segunda candidatura, pero también otros líderes, como Pablo Casado del Partido Popular, podrían intentarlo, pese a no tener respaldo potencial suficiente incluso alineando a todos los partidos de derecha.
El plazo límite para otra investidura es el 23 de septiembre. Después de eso, los españoles serían convocados una vez más a las urnas, probablemente en noviembre.
Muchos en España argumentan que el país no puede darse el lujo de mantenerse sin un gobierno estable, antes del veredicto del juicio contra los separatistas catalanes, que posiblemente se sepa en septiembre.
Un castigo fuerte a los 12 líderes del intento catalán por la independencia en 2017, probablemente aumentaría las tensiones con los separatistas, que aún mantienen el poder del gobierno regional en ese adinerado rincón al noreste del país.