El recién electo Primer Ministro de Reino Unido, Boris Johnson, realizó una apuesta arriesgada al prometer sacar a su país de la Unión Europea en el plazo acordado del 31 de octubre, pese a la negativa del bloque a tocar ni la más mínima coma del acuerdo que alcanzó con la premier saliente, Theresa May.
Con el Brexit como uno de los pilares fundamentales de su campaña para ascender al poder, el líder conservador y euroescéptico no ha dudado en amenazar a los comunitarios con concretar el divorcio sin acuerdo alguno, si es que éstos no ceden a renegociar en los próximos meses.
"Con la elección de Johnson como líder conservador y primer ministro, la probabilidad de un compromiso sostenible parece ser menor que antes (…)
aumenta el riesgo de un Brexit sin acuerdo", apuntó este martes la calificadora de riesgos Moody's.
Sin embargo, al mismo tiempo que declara su intención de concretar la salida sea como sea, el líder "tory" ha asegurado que continúa creyendo en la posibilidad de hallar un compromiso con el resto de los 27 socios.
¿Cuál sería su estrategia? Te lo contamos a continuación.
Plan A: Un nuevo acuerdo
Lo ideal para Boris Johnson sería obtener un nuevo acuerdo de retirada que reemplace el negociado por la Primera Ministra saliente, que fue rechazado en tres ocasiones por el Parlamento británico. Pero el propio Johnson admite que dicha opción está casi fuera de su alcance, debido al receso parlamentario de este verano y al establecimiento de nuevos equipos de gestión, tanto en Londres, con su nombramiento, como en Bruselas, tras los recientes comicios.
Sólo le quedarían unas pocas semanas en septiembre y octubre para negociar, lo que parece muy escaso. El acuerdo actual es el resultado de 17 meses de difíciles discusiones que dieron lugar a un texto extenso de 585 páginas.
La Unión Europea, por su parte, sigue repitiendo que sólo está dispuesta a cambiar la declaración política sobre los vínculos futuros - que acompaña al tratado de retirada -, pero no el pacto en sí.
Plan B: Un pacto parcial
La otra posibilidad prevista por Johnson es que el Parlamento ratifique sólo las "mejores partes" del acuerdo de Theresa May. Esto incluiría las cuestiones menos polémicas, como los derechos de los ciudadanos europeos; los temas de seguridad, y la cooperación diplomática.
Excluiría, así, el controvertido
"backstop", una red de seguridad destinada a impedir el retorno de una frontera económica dura entre la República de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte.
Los detractores de este mecanismo argumentan que al establecer las aduanas en el mar irlandés, Irlanda del Norte podría quedar virtualmente unida a la República de Irlanda, es decir, separada de Gran Bretaña y vinculada a la UE.
Para evitar el retorno de una frontera a Irlanda durante este período transitorio, el ex canciller se ha referido al uso de determinadas soluciones tecnológicas o exenciones. Según asegura, todo puede estar resuelto "mucho antes" de las próximas elecciones parlamentarias del Reino Unido, previstas para mayo de 2022.
Plan C: "No deal"
Por último, resta la solución más incierta: obtener clemencia de los líderes europeos. Sin embargo, es previsible que Bruselas evite hacer demasiadas concesiones que puedan sentar un precedente para otros euroescépticos del continente. Por ello, la amenaza de un "no deal", o Brexit sin acuerdo, tiene sentido.
Aún cuando es una opción viable para Johnson, este escenario temido por la comunidad empresarial tendría consecuencias mucho más graves para el Reino Unido que para el continente, que tiene una economía mucho más grande y diversificada.
Además, la salida sin pacto podría generar peligro para el acuerdo de paz de Irlanda del Norte, que puso fin a décadas de violencia, e implicaría un rotundo fracaso diplomático para los británicos.
Los planes de Boris Johnson despiertan escepticismo entre los expertos, especialmente por la perplejidad que causaron algunas de sus declaraciones recientes. En particular, aseguró que la salida de la UE el 31 de octubre, incluso sin un acuerdo, no se traduciría en nuevos derechos de aduana en un futuro inmediato. No obstante, luego se vio obligado a admitir que ello sólo ocurriría si que Londres y Bruselas se pusieran de acuerdo. Él no lo sabía hasta entonces.