A 57 subió el número de muertos producto de un enfrentamiento entre
dos bandas rivales al interior de una cárcel emplazada al norte de Brasil, en la localidad de Altamira, estado de Pará, ocurrido ayer.
Entre los fallecidos, 16 fueron decapitados y los otros 41 murieron asfixiados a raíz del humo que se propagó por diversos espacios del Centro de Recuperación Regional de Altamira después de que los atacantes se encerraran en un salón e incendiaran el local.
El hecho se originó a las 07:00 horas (06.00 horas en Chile) del lunes, cuando un grupo de presos entró en otro módulo donde permanecían recluidos miembros de una facción rival.
Durante la acción, dos agentes carcelarios fueron capturados como rehenes, pero fueron liberados horas después sin heridas de gravedad. Al menos otras dos personas resultaron heridas y fueron ingresadas en un hospital cercano al centro penitenciario.
Asimismo, equipos de socorro, de la policía militarizada, civil y del juzgado del estado se dirigieron al lugar de los hechos y finalmente lograron poner fin al motín.
"Fue un ataque localizado y orientado a exterminar integrantes de una facción rival. Ellos (los atacantes) entraron, mataron y prendieron fuego", afirmó el secretario y dirigente de la Superintendencia del Sistema Penitenciario del Pará (Susipe), Jarbas Vasconcelos.
Diez de los 16 líderes identificados de las dos facciones enfrentadas serán transferidos a penitenciarias federales y otros 46 detenidos a diferentes prisiones del estado.
Se trata de la mayor masacre en presidios brasileños en lo que va de 2019. La segunda ocurrió el pasado mayo, cuando una cadena de enfrentamientos en cuatro diferentes cárceles del Estado de Amazonas dejó un saldo de 55 muertos en menos de 48 horas en la capital de Manaos, también en el norte de Brasil.