China deja planear el temor a una sangrienta represión al estilo de la de Tiananmen contra las protestas en Hong Kong, pero los analistas consideran que las catastróficas consecuencias económicas y políticas que eso podría tener disuaden a Beijing de cualquier intervención militar.
A medida que los enfrentamientos entre los manifestantes prodemocracia y la policía en la ex colonia británica se han vuelto más violentos, las condenas de Beijing se han tornado más amenazantes, con advertencias de que quien juegue con fuego "acabará quemado".
Al mismo tiempo, la guarnición militar del
Ejército Popular de Liberación (EPL) en Hong Kong publicó un video de un ensayo militar en el que los soldados portan rifles de asalto y se dispersa a las multitudes de manifestantes con cañones de agua.
Las imágenes y el aumento de tono desencadenaron el temor a que Beijing entre por la fuerza en el territorio semiautónomo, un miedo con el que China estaría jugando deliberadamente, según algunos analistas.
"Beijing quiere usar la amenaza de enviar al EPL u otra intervención directa para intentar asustar a los manifestantes", considera Ben Bland, investigador del Lowy Institute de Sídney.
"Pero dado el alto nivel de riesgo de las operaciones, además de los peligros para la reputación y la economía de China, enviar al EPL sería una decisión arriesgada", explica.
La brutal represión de China a las protestas prodemocracia en la
plaza Tiananmen de Beijing en 1989 provocaron que la economía del país quedara prácticamente estancada durante dos años, ya que se convirtió en un paria internacional. En ese sentido, los efectos colaterales de una intervención similar en Hong Kong
serían mucho más duros.
La estabilidad a largo plazo de Hong Kong, un centro financiero internacional, es fundamental para el bienestar de la economía china, y las imágenes de tropas o policías antidisturbios chinos en las calles de dicha región se difundirían en directo por todo el mundo.
También tendría un gran impacto en la ambición de Beijing de reunificar la isla de Taiwán, con un gobierno democrático, con el resto del territorio continental chino.
Lección aprendida
La ley de Hong Kong establece que las tropas del EPL estacionadas en su territorio no pueden interferir en los asuntos locales, pero sí que permite su despliegue a petición del gobierno de Hong Kong para "mantener el orden público".
Expertos en seguridad señalan que en los 30 años transcurridos desde Tiananmen, China desarrolló un sofisticado aparato de control de seguridad que permite muchas otras opciones para reprimir los disturbios más allá del despliegue de tanques.
Según el analista
Wu Qiang, ex profesor de políticas en la Universidad Tsinghua de Bijing, China aprendió la lección de la represión de 1989 a través de numerosos "intercambios" con fuerzas policiales de Europa y Estados Unidos.
"Gran parte de estos intercambios versaron sobre cómo lidiar con las revueltas políticas y las protestas pacíficas", señala Wu.
En el video sobre los ensayos militares podían verse esos métodos, al igual que en una grabación distribuida la semana pasada en la que miles de policías antidisturbios chinos realizaban un ensayo similar en Shenzhen, en la frontera con Hong Kong.
En ambos videos, las fuerzas de seguridad empleaban escudos y gases lacrimógenos para dispersar a los "manifestantes", ataviados de forma similar a los de Hong Kong.
No obstante
, "el régimen chino no tiene experiencia en reprimir disturbios en una sociedad libre", remarca Wu.
E incluso aunque fuera capaz de llevar a cabo una intervención no letal, la propia imagen de las fuerzas chinas en las calles de Hong Kong provocaría indignación y preocupación en casi todo el mundo.
¿Encubiertos?
Para el analista político Willy Lam, de la Universidad China de Hong Kong, Beijing podría considerar un método menos evidente de enviar a sus propios soldados o policías.
"Llevarían uniformes de la policía de Hong Kong, por lo que no sería un despliegue formal", dice Lam.
De hecho, ya hubo rumores de que podría estar desarrollándose tal ejercicio, lo que motivó a la policía de Hong Kong a publicar un comunicado la semana pasada rechazando las "acusaciones" de refuerzos procedentes del territorio continental entre sus filas.
Wu'er Kaixi, uno de los líderes de las protestas de Tiananmen de 1989, considera que los mandatarios chinos tienen demasiados intereses en juego como para considerar una intervención armada. "Creo que aprendieron la lección de que el precio a pagar por usar al Ejército es muy alto", dijo desde Taiwán, donde reside actualmente.