Los manifestantes de Hong Kong se enfrentaron con la policía este martes por la noche en el aeropuerto internacional, después de que los vuelos fueran interrumpidos por segundo día consecutivo, lo que profundizaba aún más el caos en el centro financiero asiático.
Las escaramuzas surgieron por la tarde entre efectivos y manifestantes, luego de que una persona herida fue retirada de la zona por médicos del terminal aéreo tras estar varias horas retenida por los protestantes, que la identificaron como un agente encubierto.
Varios vehículos policiales fueron bloqueados por manifestantes y efectivos antidisturbios intentaron dispersarlos, en algunos casos usando gas pimienta. Algunos activistas
levantaron barricadas en corredores de pasajeros del aeropuerto colocando carros de equipajes y otros objetos.
La Autoridad Aeroportuaria de Hong Kong dijo que las operaciones en el terminal habían sufrido "interrupciones significativas". El mercado bursátil de la ciudad bajó a su menor nivel en siete meses.
Diez semanas de intensas protestas, algunas de las cuales derivaron en violentos choques con la policía, han provocado una de las peores crisis en la historia de la ex colonia británica, donde muchos residentes reclaman por la erosión de libertades y autonomía bajo el gobierno de China.
"Tómense un minuto para observar nuestra ciudad, nuestro hogar", dijo Carrie Lam, la líder de Hong Kong respaldada por el Gobierno chino, en una conferencia de prensa en la sede administrativa rodeada por un cordón de seguridad y camiones lanzaaguas. "¿Podemos soportar ver el abismo y todo hecho trizas?", inquirió, con la voz entrecortada.
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos,
Michelle Bachelet, instó a las autoridades de Hong Kong a ejercer moderación e investigar de las denuncias sobre uso de gases lacrimógenos contra los manifestantes de maneras que están vetadas por la ley internacional.
Bachelet fue criticada por China, que dijo que los comentarios de la ex Mandataria chilena interfieren "con los asuntos domésticos y dan una señal equivocada a los violentos".
Esta semana, China condenó a algunos de los manifestantes por utilizar dispositivos peligrosos para enfrentar a la policía, diciendo que las escaramuzas eran "brotes de terrorismo". Los disturbios constituyen uno de los mayores desafíos al Gobierno del presidente Xi Jinping desde que llegó al poder en el 2012.