A más de dos semanas del estallido social en Chile, desde varios sectores de la sociedad ha surgido la necesidad de entablar un diálogo que busque encontrar una salida. En este sentido, ya han sido varios los cabildos autoconvocados en donde comunidades, gremios y organizaciones se han reunido para conversar acerca de la situación del país. Pero desde el poder central buscan desde ya una instancia coordinada que les permita comunicarse con la ciudadanía.
Y es ahí donde varios miran el ejemplo francés. Ante las protestas de los "chalecos amarillos", el
Presidente Emmanuel Macron,
en enero de este año,
tomó la idea de los diálogos locales y llamó a un
"gran debate nacional" en el cual invitó a todos los ciudadanos a que, de diferentes maneras, se hicieran parte del diálogo para saber qué es lo que pedían.
Esta misma iniciativa estaría siendo actualmente evaluada por el Gobierno chileno para encontrar una "salida" a la actual crisis social. Sin embargo, ¿cómo funcionó en el país europeo?
A principios de este año, Macron urgió a todos los ciudadanos franceses a participar en un "gran debate nacional" con el que esperaba zanjar la crisis de los "chalecos amarillos", la más grave desde que llegó al poder.
"Tengo la intención de transformar la ira en soluciones", escribió el Mandatario en una carta abierta a los franceses. En la misiva, invitó a todos los franceses mayores de 18 años a participar de un diálogo nacional que duró dos meses.
Los temas a tratar eran cuatro: Presión fiscal, organización del Estado, transición ecológica y democracia.
Mediante este "gran debate", "los franceses podían decir los cambios que querían concretamente", dijo
Florent Sardou, académico y analista internacional francés en conversación con
Emol. Este foro se llevó a cabo de cuatro maneras, a través de la
página web, peticiones disponibles en las municipalidades,
reuniones públicas y conferencias de ciudadanos con sorteos.
Además había cinco personas, elegidas por Macron, que "servían como garantes de la imparcialidad de los debates y que tenían que evaluar si el debate se hacía de manera correcta", señaló Sardou. Estas debían ser apolíticas.
En los dos meses que duró el cabildo participaron un millón y medio de personas, repartidas de manera pareja entre las distintas formas.
Las principales peticiones decían relación con la reducción del número de parlamentarios, con el modo de elección de estos, una rebaja del IVA y su disposición "a pagar un poquito más de impuestos si esto podía ayudar a luchar contra el cambio climático", dijo el analista internacional.
Sin embargo, "al final el Presidente Macron nunca dijo que iba a aplicar todas las propuestas, sino que las iba a tomar en cuenta para hacer una lista de reformas".
Problema logístico y principales resultados
Cuando se terminaron los dos meses de diálogo, Macron había prometido entregar una respuesta rápida a lo que la ciudadanía dijera. Al no saber cómo "tratar" la información, se debatió y se contrató una empresa de encuestas, la cual utilizó algoritmos para analizar los resultados.
"Hubo críticas porque el algoritmo finalmente busca la respuesta que se le pide buscar, no puede tomar en cuenta propuestas originales, ni algo distinto", afirmó Sardou.
"Fue una buena jugada de su parte (de Macron), porque permitió finalmente desinflar el movimiento sin decidir reformas drásticas"
Florent Sardou, Académico y analista internacional
Una vez con los resultados en la mano, Macron "dijo que iba a tomar en consideración las propuestas sobre estos temas".
Sus principales respuestas tuvieron que ver con una baja en los impuestos de los pensionados; creó una convención ciudadana donde van a estar sorteados 150 ciudadanos que tendrán la misión de reflexionar sobre cómo avanzar hacia la transición ecológica, un consejo de defensa ecológica y un "referéndum de iniciativa popular".
Este último, "permite que un millón de ciudadanos puedan hacer una petición y si el Parlamento no decide involucrarse en la propuesta esta puede convertirse en plebiscito", explicó el académico francés.
Macron, el gran ganador
Respecto a qué significó esta iniciativa, Sardou afirmó que ésta "en el momento fue bien evaluada" por los ciudadanos, pero "en lo absoluto, hoy en día yo creo que las condiciones siguen iguales, permitió tranquilizar un poco".
Para Sardou, Macron fue el gran ganador de esta iniciativa. "Fue una buena jugada de su parte, porque permitió finalmente desinflar el movimiento sin decidir reformas drásticas", aseguró.
Finalmente, el Presidente logró "por ahora" la paz social, pero "los fundamentos de la crisis aún están (...) Tranquilizó el ambiente", concluyó.