De un día para otro, millones de habitantes de la ciudad china de Wuhan se vieron prácticamente encerrados en ella y debieron acostumbrarse a esta nueva forma de vivir debido a la cuarentena impuesta por las autoridades, que los separó del mundo y puso restricciones al libre tránsito.
La noche del 22 de enero, las autoridades de Wuhan decidieron suspender todos los viajes aéreos, por carretera y trenes, en un esfuerzo por contener la epidemia del coronavirus, cuyo brote inició en esa ciudad.
Unas horas más tarde se decretó la cuarentena en Wuhan y luego en la ciudad vecina de Huanggang, para luego hacer lo mismo con otras ciudades de la provincia de Hubei, lo que dejó atrapados a millones de personas en estas urbes.
Hoy, el aeropuerto de Wuhan, acostumbrado a recibir cientos de miles de pasajeros diariamente, hoy se encuentra vacío, al igual que la estación de trenes, la que solo es visitada por los agentes de seguridad. Lo mismo sucede con las carreteras, lo que hace imposible abandonar la ciudad.
Cuarentena
Daniel Stamatis, de origen mexicano, viajó el 17 de enero rumbo a Wuhan, sin saber que unos días después se decretaría cuarentena, con todos los transportes suspendidos, viéndose obligado a quedarse varado ahí.
"No hay nada, no hay transporte público, no hay metro, no hay taxis, no hay tiendas... Salvo el supermercado, eso sí, pero las tiendas o restaurantes chicos no", comentó el mexicano, según reportó BBC Mundo, y agregó que debido a la cuarentena lleva varios días solo, encerrado en su departamento. "Solo me comunico por internet, no estoy viendo a nadie", aseguró.
Stamatis, que ya había viajado a China, recibió un mensaje de alerta de sus amigos asiáticos que le advertían el "uso de máscara y que tenga mucho cuidado", a lo que Daniel dice que "para mí era una exageración". Posteriormente, las autoridades chinas impusieron la orden de que todos deben usar mascarillas de forma obligatoria.
La ciudad vecina de Huanggang, la segunda más afectada por el coronavirus, adoptó la medida de que solo una persona por familia, previa autorización, puede salir a la calle, una vez al día.
"Es una situación muy extraña, nadie sale de casa, no se ve a nadie en la calle, y el único ruido es el de las ambulancias a lo lejos o los camiones que pasan para desinfectar", comentó Loski ,un estudiante de 20 años de la Universidad de Tecnología de Hubei a El País.
"Sí, se han puesto muy estrictos. En casa, mi madre es la autorizada para salir, pero, por suerte, en mi calle tenemos el supermercado debajo de casa", concluyó.
"¡Vamos Wuhan!"
Guo Jing es una trabajadora y activista social china que vive en Wuhan hace unos meses y desde que comenzó la cuarentena escribe diariamente sus experiencias en las redes sociales,
Jing contó que a pesar de la obligación de usar mascarillas, estas ya no se venden en farmacias por falta de suministros. "Fui a una farmacia y estaban limitando el número de clientes que aceptaban. No les quedaban mascarillas ni alcohol desinfectante", escribió.
"El Gobierno no ha dicho cuánto durará el aislamiento ni cómo podemos seguir funcionando. La gente dice que podría durar hasta mayo", aseguró.
Por esta misma incertidumbre, comentó que "sigo sintiendo la urgencia de comprar mucho cada vez que voy a la tienda. Compré otro paquete de arroz de 2,5 kg, aunque en casa tengo 7 kg.
En las calles nadie transita, solo los que tienen permiso, aseguró Jing el pasado 26 de enero: "Creo que en total vi a 100 personas el día de hoy, espero que todo el mundo mantenga las esperanzas. Ojalá que en el futuro nos conozcamos y hablemos".
A pesar de la complicada situación de la ciudad, Guo Jing comentó que "cerca de las 20:00 horas, escuché gritos de "¡Vamos Wuhan!" que salían de las ventanas, lo que fue un grito esperanzador dentro de todo".
Cuarentena en crucero
Una situación distinta, pero no menos traumática, vive el estadounidense Sawyer Smith, que se encuentra en cuarentena junto a su hermano y sus abuelos Clyde y Renee, de 80 años, en el crucero Diamond Princess.
El paseo originalmente era una experiencia de lujo navegando de Japón a Hong Kong ida y vuelta. Sin embargo, cuando un pasajero desembarcó en la isla de H.K y fue diagnosticado con coronavirus, todo el crucero quedó varado en cuarentena, en un puerto al sur de Tokio.
Unas 3.700 personas a bordo el Diamond Princess enfrentan la cuarentena iniciada hace dos semanas en el barco, donde ya se han registrado 20 casos del virus, mientras continúan los exámenes.
Sawyer comentó que la pieza en la que se encuentran todos es "diminuta, no tenemos ventana, somos los cuatro y solo hay una silla".
La temperatura de todas las personas a bordo fue tomada por personal sanitario que subió al barco, mientras Clyde y Renee -que habían estado en un autobús con el hombre infectado- tuvieron que someterse a pruebas adicionales, sin embargo, ambos dieron negativo.
"No estamos realmente en el punto en que nos volvamos locos", dijo Sawyer. "Si nos mantienen en las habitaciones durante cuatro o cinco días, podría ser un poco diferente", enfatizó.