El Primer Ministro italiano, Giuseppe Conte, de 55 años, ha sido uno de los protagonistas estas últimas semanas por ser el encargado de tomar las decisiones para contener el coronavirus en el país más afectado por la epidemia en Europa y la nación con más fallecidos después de China, llegando a los casi 6.000 contagiados y a más de 366 fallecidos, situación en la que no ha estado exento de críticas.
Tras el rápido aumento de las cifras en Italia -especialmente en zonas como Lombardía y Véneto- el Premier puso en marcha una serie de medidas drásticas contra el virus, entre ellas poner en cuarentena a más de 16 millones de personas en el norte del país.
"Debemos alcanzar dos objetivos: contener la difusión del virus y potenciar las estructuras sanitarias para que puedan hacer frente a este desafío. Somos un país fuerte", expresó el Primer Ministro en entrevista con el diario El País de España.
Los últimos días la ciudadanía ha puesto en duda quiénes son las instituciones que están tomando las decisiones en estos momentos cruciales en Italia, si el Gobierno o las regiones. Respecto a esto, Conte fue claro: "La protección de la salud está transferida en gran medida a las regiones. El Gobierno es el principal responsable cuando se trata de los principios fundamentales y los niveles esenciales de las prestaciones".
Asimismo, el Gobierno "también a través de Protección Civil, lleva a cabo un trabajo de apoyo fundamental, pero las regiones deben continuar colaborando, como ya hacen, para seguir una línea de acción única, compartida y efectiva. Cualquier iniciativa autónoma y fragmentada convertiría en inútiles todos los esfuerzos que estamos haciendo. Tendremos que recurrir a una terapia de choque masiva en la economía. Para salir de esta crisis, movilizaremos todos nuestros recursos humanos y económicos", expresó.
Medidas "estrictas"
Al Premier se le ha criticado por tomar medidas demasiado "estrictas" en torno a la crisis, pero él argumentó que "no hemos impuesto una prohibición absoluta de entrada y salida entre las dos grandes zonas del país. Sin embargo, hemos introducido restricciones en el movimiento de personas, que también se aplican dentro de la zona septentrional".
"Invitamos a todos a reducir los traslados, limitándolos a las exigencias laborales, casos de necesidad y razones de salud", agregó Conte.
Para quienes no respeten la disposición interpuesta por el Gobierno, violan un artículo del Código Penal, y quienes certifiquen de forma falsa los traslados "quedarán expuestos a una nueva sanción penal", señaló.
A pesar de que el Primer Ministro reconoció que han tomado medidas extremas, recalcó que "no es fácil cambiar los hábitos de vida de la mañana a la noche y aceptar sacrificios personales por un bien colectivo (…) La renuncia que cada uno de nosotros está llamado a hacer es crucial para el bienestar de todos. Si todos respetamos las reglas indicadas, el país pronto podrá levantar cabeza".
Por lo que Conte hizo un llamado a la ciudadanía italiana a confiar en los expertos, mantener una "distancia de un metro, evitemos besos, abrazos, apretones de manos, respetemos las demás reglas". "Hemos preparado un plan extraordinario para reforzar al personal médico y de enfermería, mientras que con otras iniciativas hemos garantizado algunas líneas de producción, aquí en Italia, para disponer de equipos especializados para cuidados intensivos y semi intensivos", declaró.
Críticas al manejo
Asimismo, otras de las críticas al manejo que ha tenido el Premier fue la medida de cierre de colegios durante 10 días, pero él justificó: "No ha sido una decisión fácil; sabemos que estamos pidiendo a las familias y a muchos padres con hijos un esfuerzo considerable".
"Solicitamos al comité técnico-científico un estudio a fondo para disponer de toda la información útil y necesaria para asumir la responsabilidad política de esta decisión. En los próximos días tendremos una idea más clara de los efectos de las medidas tomadas y decidiremos si prolongamos esta medida", añadió.
Por otro lado, al Gobierno de Conte también se le ha acusado de "gestión criminal" de la crisis por parte de la oposición, a lo que él respondió: "Habría sido criminal si hubiéramos ocultado los datos de contagio o minimizado todo".
"Estamos ante una crisis a la que Italia, al menos en su historia más reciente, nunca se ha enfrentado. Estoy decidido a utilizar cualquier medio para proteger a los ciudadanos y, por supuesto, reforzaremos el equipo", agregó.
Respecto a los errores que se pudieron haber cometido para terminar con los elevados números de contagio, el Primer Ministro sostuvo: "Al principio, me hice una pregunta: si aún fuera un simple ciudadano, ¿qué esperaría del primer ministro? La respuesta fue la que siempre me doy: transparencia, coraje, determinación".
"Se nos ha acusado de hablar demasiado, pero también de hablar muy poco. De ser demasiado estrictos, pero también de tomárnoslo demasiado a la ligera. Será así hasta el final. Pero nuestra línea no cambia y lo repito como un mantra para todos los ministros y para la estructura organizativa: máxima precaución, adecuación y proporcionalidad de las medidas", sentenció.