El Primer Ministro de Reino Unido, Boris Johnson, ha sido blanco de críticas debido a su acción para controlar la pandemia del coronavirus, en un país donde ya se registran 2.642 contagiados y más de 104 muertos.
A diferencia de sus vecinos en Europa, Johnson no ha implementado las medidas de control necesarias para paliar el Covid-19, de hecho, el lunes descartó tomar medidas restrictivas como cerrar escuelas, pubs, restoranes y centros comerciales.
El martes el Premier recomendó "evitar los pubs, teatros y restaurantes, los lugares más concurridos por la población", pero se abstuvo de imponer medidas restrictivas con el fin de evitar la propagación del virus.
El Mandatario prefirió apelar a la
"sensatez de la población", por considerar que por encima de todo "hay que garantizar que la democracia" del Reino Unido, al descartar por el momento el cierre del Parlamento, conformado por 650 diputados, que sesionan semanalmente en el Palacio de Westminster.
Las medidas de Johnson contrastan con las tomadas por España, Francia e Italia, donde se ha decretado estado de emergencia, restringido casi al mínimo el movimiento en las calles, todos los centros educacionales suspendidos, los centros comerciales cerrados y las fronteras solo habilitadas para los compatriotas.
La Organización Mundial de la Salud fue categórica en advertir que las medidas tomadas por el Gobierno británico ante la emergencia del coronavirus son insuficientes y que debería tomar medidas drásticas al igual que la mayoría de los países europeos.
El director general del organismo, Tedros Adhanom, aseveró que "no solamente hay que hacer pruebas, no solamente seguir el rastro, no solamente la cuarentena, no solamente la distancia social. Hay que hacerlo todo".
Asimismo, el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, denunció que el Ejecutivo británico iba "muy por detrás de la curva de contagio".
Recién este jueves y debido a la presión desde el sindicato de profesores, el Mandatario cambió su tono e informó que
cerrará todos los colegios a partir del viernes hasta nuevo aviso, convirtiéndose así en
prácticamente el último país de Europa -con contagios- en adoptar dicha medida. La ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, advirtió que "las escuelas seguirán cerradas durante el tiempo que consideremos absolutamente necesario".
Sin embargo, debido a lo tardío de la medida en Escocia, Gales e Irlanda del Norte ya habían avanzado en clausurar los colegios.
Asimismo, el ministro de Gibraltar, Fabián Picardo, fue más allá que las medidas impuestas por Londres y decretó "toque de queda" a las ocho de la tarde para bares, restaurantes y clubes, además recomendó que "eviten las reuniones de más de 50 personas y se mantengan a más de un metro de distancia de otras personas”.
Pese a la orden, Johnson afirmó que "clausurar las escuelas tiene un valor limitado a la hora de ralentizar la expansión del virus".
El jueves pasado el Premier instó a los ciudadanos con síntomas a aislarse en sus domicilios sin necesidad de ser sometidos a ninguna prueba, de tal forma que solo acudan al hospital en los "casos más graves".
El Gobierno británico asume que la mayoría de la población contraerá en algún momento el virus, de tal forma que se creará una inmunidad de grupo sin necesidad de adoptar medidas restrictivas que acarreen efectos colaterales para la economía.
Un informe del servicio de salud público de Inglaterra examina los posibles escenarios, dando por hecho que el virus seguirá circulando en torno a un año más y que hasta el 80% de la ciudadanía enfermará. De ese porcentaje se estimó que el 60% que se infectará serían jóvenes y personas saludables.