Mercados y pequeños negocios, al margen de hospitales y servicios públicos, son de los pocos locales abiertos en una Wuhan que regresa aún muy lentamente a la normalidad y que vive todavía bajo el miedo a que los contagios puedan repuntar.
Esta ciudad china, cuna de la pandemia de coronavirus, no registró hoy oficialmente nuevos casos de covid-19 y tampoco informó de casos sospechosos, ni nuevos ni existentes, entre los 11 millones de residentes de la azotada capital provincial de Hubei.
La práctica ausencia de nuevos contagios -desde el 17 de marzo- ha animado a las autoridades a
apostar por tratar de volver a la normalidad, aunque bajo estrictas medidas de prevención.
"Acabamos de abrir, ayer", cuenta a Efe el pequeño comerciante de una tienda de alimentación que ha recibido el permiso de las autoridades locales para reanudar la actividad. Ahora aguarda a los clientes, mientras espera nuevas existencias y hace números para sobrevivir y poder pagar el alquiler de su local.
Quienes no han parado de trabajar desde que comenzó la estricta cuarentena impuesta hace más de dos meses en la ciudad -y que se levantará definitivamente el próximo 8 de abril- son, entre otros, los farmacéuticos, que atendían a todo tipo de pacientes, casi siempre a domicilio.
"Muchos no tenían que ver con el covid-19. A ellos los mandaban al hospital", relata una dependienta, Chen, en una farmacia del barrio de Hankou, antes de admitir que hubo momentos en que se encontraron sin existencias.
"Ahora hay más clientes que antes, quiero creer que hemos pasado lo peor", asegura.
En Wuhan se han producido al menos 2.547 de las 3.304 muertes por coronavirus certificadas oficialmente en China, aunque residentes de la urbe se muestran convencidos de que las cifras son mucho mayores.
Además, medios como Radio Free Asia estiman que, si se tiene en cuenta el número de incineraciones diarias registradas en los primeros meses de la epidemia, el número de víctimas mortales puede rondar las 40.000.
Un distrito comercial más activo
El director de la Comisión Nacional de Salud china, Ma Xiaomei, indicó este domingo en Wuhan que en este momento no se trata sólo de "aprender a prevenir y controlar el covid-19 restringiendo la movilidad", sino también de hacerlo "en la normalidad", aunque bajo la premisa de que la prevención siga siendo "la máxima prioridad".
Aunque la mayoría de tiendas y restaurantes sigue cerrada y sólo se aceptan pedidos para llevar, el distrito comercial de Jiangan, en pleno centro de la ciudad, ofrece un aspecto más concurrido y es de los pocos donde pueden encontrarse puestos abiertos.
Destacan, en medio del desamparo, las tiendas de firmas como Apple y Huawei que ya se preparan para recibir a sus primeros clientes.
"No hay apertura como tal. Nosotros no sabemos cuándo volveremos al trabajo, debemos esperar a que nos autoricen. Sólo vienen aquí amigos, viejos clientes", explica un dependiente de la empresa de la manzana mordida.
Pese a que muchos pueden salir ya a la calle, el miedo al virus les invita a esperar a que las cosas se calmen. Y, dado que muchos residentes aún no han cumplido sus cuarentenas, el resultado es que la urbe todavía se encuentra a media máquina.
Cerca del cerrado Museo de Arte de la ciudad, una madre y su hija pasean y se toman fotografías para celebrar la paulatina vuelta a la normalidad.
"Vivimos aquí cerca, hemos venido a comprar un té con leche. Venimos andando porque preferimos no utilizar el autobús, a no ser que sea necesario. No hay mucha gente que lo utilice", indica la mujer, de nombre Yang.
Este medio de transporte, junto con el suburbano, ya ha comenzado a operar en la ciudad y sólo se puede usar si el residente justifica un buen estado de salud o muestra un código móvil de reconocimiento rápido (QR) de color verde.
Todavía hay comunidades de vecinos que prohíben salir a los residentes, pero la suya es de aquellas que no han presentado casos y, por lo tanto, pueden salir, declara la hija ante la atenta mirada de su madre.
"El control del Gobierno es muy estricto todavía", agrega, antes de sonreír bajo su mascarilla -es obligatorio salir a la calle con ella puesta- y afirmar que está "muy feliz" de por fin pisar la calle, aunque siempre con protección.
"Es mejor evitar las aglomeraciones, protegerse. No hay casos en Wuhan desde hace días, pero puede haber algunos casos sospechosos o infecciones asintomáticas", dice antes de despedirse.