Cuando se supo a principios de este mes que el ministro de salud de Israel estaba infectado con coronavirus, todos los funcionarios de alto nivel en contacto cercano con él fueron puestos en cuarentena, incluido uno que llamó la atención: el director del Mossad, el famoso servicio de inteligencia del país.
Los oficiales del Mossad, que se asocia principalmente con operaciones encubiertas en el extranjero en nombre de la protección de Israel, normalmente no están involucrados en asuntos de salud pública. De modo que los israelíes quedaron inmediatamente intrigados.
¿Por qué el director del Mossad,
Yossi Cohen, una figura ampliamente respetada en el país, habría estado en la misma habitación que el ministro de salud,
Yaakov Litzman?
Resulta que la poderosa agencia dirigida por Cohen ha estado profundamente involucrada en la lucha de Israel contra el virus y ha sido uno de los más valiosos activos del país en la adquisición de equipos médicos y tecnología del extranjero, según indicaronfuncionarios médicos y de seguridad israelíes.
Todos los países del mundo están siendo protagonistas de una pelea feroz por quedarse con suministros limitados durante la pandemia, por lo que están recurriendo a cualquier ayuda disponible y flexionan sus músculos sin disculparse.
Y dado que el Mossad determinó que Irán -que está luchando con su propia crisis de coronavirus- ya no representa una amenaza de seguridad inmediata, la agencia puede permitirse abocarse en la emergencia de salud, según revelan varias fuentes con conocimiento de sus operaciones.
La alianza con las autoridades sanitarias
Las predicciones iniciales sobre el alcance del coronavirus en Israel eran terribles, y hasta ahora han demostrado ser demasiado pesimistas. Con más de 11.000 casos del virus ahora confirmados y 117 muertes, Israel no se encuentra entre los países más afectados del mundo.
"Hace unas dos semanas que dejamos atrás el peak de expansión de la enfermedad, y dentro de dos semanas probablemente habrá menguado casi por completo", dijo Isaac Ben-Yisrael, docente y científico de la Universidad de Tel Aviv, en un artículo publicado el domingo.
11.868casos de coronavirus suma Israel
Pero a principios de febrero, los funcionarios del
Centro Médico Sheba, el hospital más grande de Israel, se dieron cuenta de que necesitaban más ventiladores y otros equipos. En ese momento, el profesor
Yitshak Kreiss, director general del hospital, se reunió con Cohen, el jefe del Mossad, en un evento privado de un amigo en común, algo que no es inusual en un país pequeño donde las figuras de alto rango a menudo se mueven en los mismos círculos sociales.
Para entonces, Cohen ya había comenzado a evaluar cómo el Mossad podía ayudar al sistema de salud israelí. Kreiss dijo que enumeró las necesidades de equipo más urgentes para Cohen, quien obtuvo más listas del Ministerio de Salud, y el Mossad comenzó a activar su red internacional para encontrar los artículos necesarios.
Fue así como, a principios de marzo, se estableció un centro de comando y control para manejar la distribución de equipo médico en todo el país, con Cohen a la cabeza y con sede en Sheba. Hubo representantes del Mossad, la división de compras del Ministerio de Defensa y la Unidad 81, entidad altamente secreta de la inteligencia militar que se ocupa del desarrollo de equipos de espionaje avanzados.
Los resultados
Kreiss, ex general de brigada del Ejército que también fue médico general de las fuerzas armadas, reconoció que el Mossad había sido fundamental para ayudar a su institución a obtener equipos médicos vitales del extranjero.
La autoridad sanitaria no quiso explicar con precisión cómo los oficiales del Mossad habían ayudado al establecimiento médico israelí o de dónde provenía el equipo importado. Pero según seis funcionarios israelíes con conocimiento de las operaciones del servicio de inteligencia, la agencia recurrió a sus contactos internacionales para evitar la escasez que podría haber colapsado el sistema de salud israelí.
Las seis personas, que hablaron bajo condición de anonimato porque las actividades del Mossad están clasificadas, confirmaron que los contactos de la agencia de espionaje resultaron ser invaluables para permitir a Israel adquirir ventiladores y kits de testeos que el Ministerio de Salud de Litzman no había podido conseguir. A pesar de esos esfuerzos, sin embargo, la capacidad para realizar exámenes de covid-19 en el país aún es deficiente.
Las fuentes no confirmaron los reportes de medios extranjeros que afirmaban que algunos de los artículos fueron adquiridos de naciones árabes vecinas con los que Israel no tiene relaciones diplomáticas.
Pero al menos un alto funcionario del Mossad reconoció en una entrevista con Ilana Dayan, conductora del canal de televisión israelí Channel 12, que en algunos casos la agencia había adquirido artículos que otros países ya habían solicitado.
Vergüenza para el Ministerio de Salud
Si el ministro de Salud Litzman, cuya actitud inicialmente arrogante hacia el virus ha sido duramente criticada, simboliza para algunos la defectuosa respuesta del Gobierno a la crisis, para muchos israelíes el Mossad representa lo contrario. La noticia de su ayuda en la lucha contra la pandemia ha reforzado la imagen de este servicio como una de las instituciones gubernamentales más admiradas del país.
Y pasa que, hasta cierto punto, la intervención de la agencia en la pandemia es un grave bochorno para los funcionarios del Ministerio de Salud, que normalmente hablan abiertamente a los medios de comunicación pero se rehúsan a comentar sobre el rol del servicio de espionaje en la emergencia.
El hecho de que el sistema de salud del país tuviera que rceurrir al Mossad
evidencia que no se había preparado para responder a una amenaza como el coronavirus, según señalaron desde el Gobierno.
El primer cargamento adquirido en el extranjero por el servicio de seguridad llegó a Israel en un vuelo especial el 19 de marzo: 100.000 kits de prueba de coronavirus.
Los envíos posteriores incluyeron más kits de prueba, 1,5 millones de mascarillas quirúrgicas, decenas de miles de mascarillas N-95, overoles de protección para equipos de primeros auxilios, gafas protectoras y una variedad de medicamentos, según un funcionario de alto rango que conoce la operación del Mossad.
El Mossad también
ayudó a obtener tecnología extranjera que permitió a muchos laboratorios israelíes realizar pruebas de coronavirus, así como también obtener los conocimientos necesarios para producir respiradores artificiales en Israel.
Utilizando esta experticia tecnológica, se están creando gradualmente líneas de producción que pueden producir 25 millones de máscaras protectoras al mes.
Según un alto funcionario israelí, el Mossad sabía que tenía que actuar con urgencia, ya que se esperaba que creciera la demanda mundial por equipamiento médico, entendiendo que los países productores eventualmente se negarían a exportar esos insumos esenciales.