El presidente Donald Trump afirmó este miércoles que ya firmó el decreto que "suspende temporalmente la inmigración hacia Estados Unidos", pese a que los expertos aseguran que la medida sólo demora la emisión de tarjetas de residencia permanente para una minoría de personas.
Trump señaló que sus acciones, anunciadas el lunes en un tuit, eran necesarias para ayudar a los estadounidenses a volver a trabajar en una economía destrozada por el coronavirus.
"Esto garantizará que los estadounidenses desempleados de todos los orígenes sean los primeros en la fila para los puestos de trabajo conforme nuestra economía se reactiva", agregó.
Sin embargo, el decreto incluye una larga lista de exenciones, entre ellos quienes están en el país y los que buscan ir a trabajar como médicos y enfermeros, así como los cónyuges e hijos pequeños de ciudadanos estadounidenses. La suspensión de 60 días tampoco afecta las cientos de miles de visas para trabajadores temporales que el país emite cada año.
Ello provocó que ambas partes del debate inmigratorio afirmaran que la medida obedece más a motivos políticos que a una política específica en un año electoral.
En su campaña de 2016, el presidente se comprometió a combatir la inmigración legal e ilegal con el argumento -refutado por muchos- de que los trabajadores extranjeros compiten con los estadounidenses por los trabajos y hacen que los sueldos bajen debido a que están dispuestos a aceptar un salario menor. Aunque el Congreso y las cortes han frenado muchos de los intentos de Trump de cambiar drásticamente el sistema de inmigración del país, desde prohibir el arribo de personas de ciertas naciones hasta restringir el asilo, la pandemia le ha permitido impulsar ciertos cambios.
Al igual que los gobernantes de otras naciones, Trump ha restringido las llegadas desde gran parte del mundo, incluyendo China y amplias regiones de Europa. Las fronteras con México y Canadá están cerradas salvo para los viajes "esenciales".
Debido al cierre de consulados, casi todo el procesamiento de visas por parte del Departamento de Estado está suspendido desde hace semanas. Y Trump ha aprovechado el virus para poner fin de facto al procesamiento de peticiones de asilo en las fronteras de Estados Unidos, al rechazar a migrantes, incluidos niños, sustentado en una ley de 1944 para impedir la propagación de enfermedades transmisibles.
La medida sobre las "green cards" restringirá la capacidad de los residentes legales de patrocinar a familiares que también quieren llegar al país, una práctica que Trump ha llamado despectivamente "inmigración en cadena" y que ha intentado restringir.
La versión final fue mucho menos drástica de lo que tanto partidarios como detractores de la inmigración preveían después de que el tuit que el mandatario publicó el lunes en la noche generó gran expectativa entre las empresas, los que desean inmigrar y los funcionarios del gobierno.
Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro para Estudios sobre la Inmigración, dijo antes de que se difundiera el decreto que el cambio "tendrá un efecto muy modesto en las políticas", pero añadió que "ni siquiera es la gran cosa. No tiene mucho contenido". Consideró que "la función primordial fue política, para responder a la preocupación de la gente de que en este momento, con tal vez el 15% de la fuerza laboral sin trabajo, tenían que hacer algo".
Frank Sharry, director ejecutivo del grupo liberal America's Voice, que apoya una reforma a las leyes de inmigración, coincidió con esta postura parcialmente.
"Este anuncio tiene más que ver con alcanzar titulares de prensa que con cambiar una política de inmigración", afirmó Sharry el miércoles. "A mí me huele más a una estrategia electoral, no a un cambio de política; me huele a desesperación y pánico".