El Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunció este martes como nuevo ministro de Justicia y Seguridad Pública al abogado y pastor presbiteriano André de Almeida Mendonça, en reemplazo del ex juez Sergio Moro, quien renunció el viernes pasado.
La decisión fue publicada en el Diario Oficial, donde el Mandatario también anunció el nombramiento de Alexandre Ramagen como nuevo director de la Policía Federal, en sustitución de Mauricio Valeixo, cuyo despido motivó la salida de Moro.
El nuevo ministro de 46 años, quien además es pastor de la iglesia presbiteriana, comenzó su carrera en la petrolera estatal Petrobras. Estaba a cargo de la Oficina de Abogacía del Estado, donde estuvo años trabajando hasta que Bolsonaro le puso al frente de la misma.
Ramagen, por su parte, era hasta ahora el director de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN). Entró en la Policía Federal en 2005 y, entre otras cosas, dedicó su carrera a la lucha contra el crimen organizado y la corrupción, llegando a formar parte del equipo de investigadores de 'Lava Jato'.
El medio brasileño "Estadao" destaca del nuevo jefe de la Policía Federal que pertenece al círculo de confianza de la familia Bolsonaro. Su relación con Carlos Bolsonaro, uno de los hijos del Presidente, le habría facilitado el acceso al Palacio de Planalto como asesor y catapultado al ABIN, apunta .
Le designación del director general de la Policía Federal es, precisamente, el motivo de la dimisión de Moro. El juez de 'Lava Jato' denunció que Bolsonaro había cesado a Maurício Valeixo para "colocar a una persona afín que le pudiese pasar informaciones, informes de Inteligencia". "El papel de la PF no es facilitar ese tipo de información", defendió.
Moro fue el fichaje estrella del Gobierno de Bolsonaro, ya que fue el juez que condenó por corrupción al ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Entonces esgrimió que asumía el cargo para continuar su lucha anticorrupción desde otro frente. Aseguró que su dimisión era necesaria para "preservar" su propia "biografía".
La salida de Moro provocó tensión en el Gobierno, ya que se produce además poco después de que el ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, fuera cesado por sus discrepancias con el Bolsonaro en torno a la gestión de la crisis del coronavirus.