"Hemos hecho esto juntos. No hay más transmisión a nivel local en Nueva Zelandia. Hemos ganado esta batalla". De esta forma, la Primera Ministra de
Nueva Zelandia, Jacinda Ardern, celebraba el lunes el rotundo éxito de su país en la lucha contra el
covid-19, luego de cuatro semanas de cuarentena total.
Esta buena noticia llevó a la Mandataria a flexibilizar las estrictas normas impuestas para evitar que los contagios crecieran de forma exponencial. Fue así como, a partir de este martes, se permitió la reanudación controlada de un 75% de las actividades económicas y comerciales, lo que llevó a unos 400.000 trabajadores de vuelta a sus puestos de trabajo por primera vez desde que el 26 de marzo el Gobierno neozelandés impusiera el nivel máximo de alerta, considerado como uno de los más estrictos confinamientos del mundo.
Del mismo modo,
este miércoles los colegios reabrirán sus puertas para los escolares que no pueden realizar sus estudios a distancia, aunque todavía siguen vigentes las restricciones a las actividades sociales y las medidas de distanciamiento físico.
Este relajamiento de las medidas ocurre cuando Nueva Zelandia registra 1.472 contagiados, 19 muertos y 1.214 recuperados, mientras que su tasa de transmisión se sitúa por debajo del 0,4 %, frente a la media internacional que es de 2,5 %. Todo esto lo ha convertido en un "país modelo" en la lucha contra el coronavirus ¿Cuáles fueron las claves de este éxito?
Confinamiento total
El primer caso de coronavirus en Nueva Zelandia fue confirmado el 28 de febrero: un hombre de 60 años que llegó al país a través de un vuelo que comenzó en Teherán (Irán) e hizo escala en Bali (Indonesia). Tras ello, la gran cantidad de primeros contagiados correspondía a personas que ingresaron desde el exterior, lo que motivó al Gobierno de Ardern a cerrar las fronteras para extranjeros a partir de las 23:59 horas del jueves 19 de marzo.
La medida tuvo un gran efecto, en buena parte gracias al carácter insular de Nueva Zelandia. "Jacinda abordó esto de manera decisiva e inequívoca y enfrentó la amenaza", afirmó Michael Baker, profesor de salud pública en la Universidad de Otago y uno de los mejores epidemiólogos del país.
Pero la gobernante no se quedó ahí. Cuatro días después, declaró un plan de alerta en respuesta a la pandemia y anunció
la implementación de un confinamiento total para los 4,8 millones de habitantes a partir del 25 de marzo durante las próximas cuatro semanas –dos periodos de incubación completos- para intentar eliminar la propagación del virus.
El enclaustramiento durante todo este mes fue total: el comercio, salvo locales de abarrotes y farmacias, estuvo cerrado (incluso el reparto a domicilio de restaurantes) y el transporte público quedó reservado para los trabajadores de servicios esenciales.
Otro factor clave fue la masiva realización de test preventivos: según el Gobierno, a la fecha se han llevado a cabo 123.920 exámenes, llegando a realizar unos 8.000 diarios.
Los resultados fueron evidentes: los contagios disminuyeron y la curva no solo fue aplanada, sino "aplastada", de acuerdo con el Washington Post. De hecho, este martes solo se reportó tres casos nuevos.
El factor Ardern
Pero además de los factores geográficos y las medidas sanitarias, hubo otro hecho clave: el liderazgo de Jacinda Ardern. La Primera Ministra logró encabezar la campaña neozelandesa desde el principio, incluyendo tanto al oficialismo como a la oposición en la toma de decisiones impulsados por un fin común: la erradicación del covid-19.
Sumado a eso, la gobernante ha mantenido desde el principio una fluida comunicación con la ciudadanía, tanto a través de los medios como las redes sociales. "Desde el principio, ha comunicado con cuidado y calma muchos problemas de salud complejos en torno al covid-19 allanando el camino para las decisiones del Gobierno", afirmó a BBC Mundo Sarah Robson, periodista de Radio Nueva Zelanda.
"Debido a que se había comunicado claramente sobre la trayectoria en la que estábamos en términos del aumento en el número de casos, cuando Jacinda Ardern dijo que íbamos a estar encerrados, la gente entendió por qué"
Sarah Robson
"Debido a que se había comunicado claramente sobre la trayectoria en la que estábamos en términos del aumento en el número de casos,
cuando Jacinda Ardern dijo que íbamos a estar encerrados, la gente entendió por qué", recalcó.
El Gobierno también ha aprovechado su buen andar económico para ayudar a empresas y al resto de la ciudadanía a enfrentar de mejor forma las consecuencias del confinamiento y cuadrarse con el Ejecutivo. De hecho, dispuso de un fondo de 5.400 millones de dólares para subvencionar a un millón y medio de trabajadores.
Y por si fuera poco, Ardern y sus ministros decidieron donar el 20% de su salario durante los próximos seis meses, como señal de austeridad y compromiso.
De momento, la Premier puede sacar cuentas alegres, pero ella misma llama a la cautela. Sabe que cualquier movimiento en falso puede revertir la buena situación sanitaria. La lucha continúa.