El Primer Ministro de Japón, Shinzo Abe, anunció este lunes una extensión del estado de emergencia en el país por el coronavirus, situación que mantendrá semi paralizada a una de las mayores economías del mundo hasta el próximo 31 de mayo y que ha levantado dudas acerca del control que ha tenido el país asiático del virus, ya que la curva aún no comienza a aplanarse.
Según cifras de la Universidad Johns Hopkins, a tres meses y medio de la llegada del virus a territorio nipón, el país registra 14.877 contagiados con covid-19 y 487 fallecidos. Cifras diarias que desde comienzos de abril no han ido en desescalada ni tampoco en un notable aumento. La curva aún no ha mostrado signos de comenzar a aplanarse a diferencia de sus vecinos Corea del Sur, China, Taiwán y Hong Kong.
La nación asiática, de 126,3 millones de habitantes, se encuentra en el lugar 31° de países con más contagios de covid-19 después de Israel (28), Qatar (29) y Austria (30), y mantiene una tasa de letalidad del 3,27%, según cálculos de Emol.
Pero, ¿qué ha hecho que la situación en Japón no haya cambiado y el virus siga atacando a pesar de llevar meses de ventaja frente a los países europeos y americanos?
Medidas no tan estrictas
Este fin de semana, tras una reunión con el Mandatario nipón, un comité de expertos le advirtió que un eventual relajo de las medidas podría incidir directamente en una oleada de nuevos casos que podrían colapsar los hospitales que ya están en su máxima capacidad. Esto porque, según su análisis, las nuevas infecciones no han disminuido lo suficiente, por lo que Abe decidió prorrogar el estado de emergencia hasta el próximo 31 de mayo.
Pero cabe destacar que recién el 7 de abril pasado, el Gobierno declaró estado de emergencia para Tokio y otras siete prefecturas más afectadas por el coronavirus en ese país, y luego el 16 de abril lo amplió para toda la nación tras el aumento en los casos nuevos. Según describió The Guardian, esas medidas le otorgaban las facultades de restringir los viajes fuera de la localidad y el cierre de negocios no esenciales a los gobernadores locales, por lo que no hubo un distanciamiento social obligatorio y el desacato de estas no tiene sanciones o multas
Estas "medidas voluntarias" consisten en que se le pide a las personas que reduzcan su contacto con otras en un 80% y que respeten las medidas de distanciamiento social.
1,8test cada 100 mil habitantes realiza Japón
La prórroga de estas medidas en lugares con menos casos registrados son aún más laxas. En estas prefecturas, las restricciones en el comercio y en las reuniones sociales se relajarán y solo se le pedirá a las residentes que eviten viajar fuera de sus regiones de origen, mientras que los bares y clubes nocturnos permanecerán cerrados. Y es probable que se vuelvan a abrir los museos, las bibliotecas y los parques.
Respecto a la situación en los recintos educacionales, estos se mantuvieron cerrados desde el 2 de marzo hasta inicios de abril. Pero desde esa fecha, el Mandatario le otorgó a los líderes de las 47 prefecturas del país la autoridad de solicitar el cierre de estas si era necesario, por lo que algunos centros como escuelas primarias, intermedias, secundarias y universidades, se han limitado a acatar las instrucciones de ventilar las salas de clases, mantener la distancia física, controlar la temperatura diariamente y usar mascarillas, informó Business Insider.
"Las circunstancias de cada área son diferentes, y será mucho más efectivo juzgar en función de la situación real del terreno en lugar de dictar una medida política a nivel nacional", dijo en ese momento el ministro de Educación, Koichi Hagiuda, al Straits Times, para explicar la decisión del Gobierno. Hasta la fecha, el 40% de las escuelas en Japón han reabierto, según la Unesco.
Errático manejo del Primer Ministro
La petición de reducir "voluntariamente" el contacto con otras personas de parte del Ejecutivo ha funcionado de forma relativa, porque a pesar de que emblemáticos lugares de la capital se encuentran vacíos, locales comerciales, parques y playas fuera de la ciudad aún siguen teniendo una cantidad importante de visitantes.
Según una encuesta del diario Asahi Shimbun, tres cuartos de los japoneses reconocieron "salir" menos que antes, pero solo el
50% sostuvo que estaba alcanzando el objetivo propuesto por Abe de reducir el contacto con otras personas al 80%.
"El mensaje del Gobierno es bastante leve, aparentemente tratando de transmitir la necesidad de quedarse en casa y priorizando la economía", expresó Naoya Sekiya, profesora de la Universidad de Tokio y especialista en psicología social y comunicaciones de riesgo. "Dado que las personas carecen de un sentido compartido de crisis, en vez de quedarse en casa esperan lo mejor y suponen que no se infectarán", agregó a The Guardian.
Pero, a medida de que el número de nuevos infectados fue aumentando el mes pasado, hasta llegar a un peak de 1.201 nuevos contagiados el 17 de abril, las críticas hacia el Primer Ministros respecto a su manejo de la crisis fueron en alza también. Según una encuesta publicada por BBC News, el 75% de las personas piensa que el Mandatario se demoró demasiado en declarar estado de emergencia en la capital del país, Tokio.
"El mensaje del Gobierno es bastante leve, aparentemente tratando de transmitir la necesidad de quedarse en casa y priorizando la economía"
Naoya Sekiya, profesora de la Universidad de Tokio y especialista en psicología social
Asimismo, se le ha criticado por su falta de decisión respecto a la realización de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que finalmente fueron cancelados a finales de marzo luego de la insistencia de los líderes internacionales.
Incluso el Premier fue presionado por su falta de medidas, tanto por miembros de alto rango dentro de su propio Partido Liberal Democrático (PLD) como por el socio menor de la coalición del PLD, el partido Komeito, que amenazó con romper con la coalición gobernante si es que no se tomaban decisiones más drásticas en el manejo de la crisis y en ayuda a las familias más afectadas, reveló The Conversation.
Penúltimo país OCDE en realización de test
Otra de las grandes falencias que ha tenido Japón en el manejo de la pandemia ha sido el escaso números de test aplicados.
Según un reporte hecho por los expertos la semana pasada, de todos los países miembros de la OCDE, Japón está ubicado en el penúltimo lugar y solo supera a México en cuanto a la cantidad de exámenes realizados, con 1,8 test por cada 100 mil habitantes (Chile ha aplicado 8,1). La cidra contrasta de sobremanera con países como Luxemburgo e Islandia, que han hecho 64,6 y 134,9 pruebas cada 100 mil habitantes, respectivamente.
En la nación asiática solo se está testeando a las personas que muestran síntomas claros para aliviar así la presión en los hospitales ya colapsados. Esto ha hecho más difícil la tarea de identificar, rastrear y aislar a las personas asintomáticas o con síntomas leves que pudieran estar esparciendo el virus.
Además, los exámenes no se administran a nivel del Gobierno central, sino que en los centros de salud locales, lugares que no están equipados para realizar pruebas a gran escala. En una conferencia de prensa a mediados de abril, Abe se comprometió a rectificar la escasez de equipos de protección personal para trabajadores médicos y aumentar las pruebas.
Japón se quedó atrás respecto de sus vecinos más importantes en la aplicación de medidas y en la realización de pruebas para enfrentar el coronavirus, por lo que tras el término del estado de emergencia el próximo 31 de mayo se verá cuáles son las reales consecuencias de las medidas "voluntarias" impuestas por el Ejecutivo.