"Hay países en los cuales el principal problema sanitario que tienen hoy día es cómo manejar los cadáveres; hay zonas en las cuales las comunidades indígenas, los pueblos originarios, están sufriendo de una forma indecible, al punto de que podrían desaparecer comunidades completas de pueblos originarios en los países a los que hacemos referencia". La frase corresponde al ministro de Salud, Jaime Mañalich, mientras informaba sobre una teleconferencia que tuvo el lunes con sus homólogos de Latinoamérica a raíz de la pandemia de covid-19, graficando así el drama de algunos países de la región donde el escenario, aseguró, "es francamente desgarrador".
Y si bien las palabras de la autoridad sanitaria pueden ser interpretadas como una comparación entre la situación chilena y el resto de Latinoamérica, no deja de ser cierto que la población indígena es una de las más vulnerables y propensas a sufrir una catástrofe mayor por el covid-19.
Son varios los factores que sustentan esta afirmación: la alta población de tercera edad (uno de los grupos de riesgos), las malas condiciones sanitarias con que viven varias tribus y también la dificultad idiomática para poder explicarle a los indígenas las medidas que hay que tomar. Todo esto, como parte también del histórico abandono por parte de las autoridades a los pueblos originarios, según advierten algunos de sus representantes.
"Con el virus, la situación de nuestros pueblos es de exterminio, alto riesgo de extinción", advirtió hace unos días al diario El Universal de México el senador indígena colombiano Feliciano Valencia, vocero de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).
El parlamentario aseguró a ese matutino que "antes de la pandemia ya sufríamos una dramática situación por los rigores por los asesinatos de nuestras autoridades, guardias y líderes, del desplazamiento (forzado) y del constante asedio de grupos armados ilegales. Cuando llegó la emergencia sanitaria, aumentó el riesgo con el que ya vivíamos".
"antes de la pandemia ya sufríamos una dramática situación por los rigores por los asesinatos de nuestras autoridades, guardias y líderes, del desplazamiento (forzado) y del constante asedio de grupos armados ilegales. Cuando llegó la emergencia sanitaria, aumentó el riesgo con el que ya vivíamos"
Feliciano Valencia
"Nuestra población es muy vulnerable. Tiene enfermedades multidimensionales por desnutrición, pobreza, abandono estatal, conflicto armado, narcotráfico, (penetración de) multinacionales y falta de políticas públicas para atender estas emergencias constantes.
Esto ha hecho que el virus nos golpee con más fuerza", agregó.
En la misma línea, el indígena guatemalteco y diputado del Parlamento Centroamericano Amílcar Pop afirmó al mismo medio que "por la pandemia podemos perder nuestra memoria histórica. Pueblos enteros pueden desaparecer. No sabemos todavía las dimensiones de lo que esto implica. Se vislumbra un golpe muy fuerte en contra de su vida colectiva y la pérdida de su sabiduría, de diezmar a las comunidades desde sus ancianos".
Realidad que preocupa
De acuerdo con el último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicado en febrero pasado, en América Latina y el Caribe los pueblos originarios constituyen más del 8,5% de la población, y también comprenden cerca del 30% de las personas que viven en pobreza extrema en la región, mientras que el promedio mundial de poblaciones indígenas que están en esa situación es de 19%.
"Comparativamente, esa cifra significa que los pueblos autóctonos de América Latina son tres veces más proclives a padecer ese flagelo que otros grupos de población", advierte la OIT. Dato a tomar en cuenta a la hora de analizar el posible alcance de la pandemia de covid-19 en la región.
Eso bien lo sabe la presidenta del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas, Anne Nuorgam, quien recalcó que situaciones como el acceso deficiente a la atención médica, las tasas significativamente más altas de enfermedades transmisibles y no transmisibles y la falta de acceso a servicios y productos esenciales, como agua limpia, jabón o desinfectantes son propicias para la propagación del covid-19 en la población indígena de todo el mundo.
"Los estilos de vida tradicionales de los pueblos indígenas son una fuente de su capacidad de recuperación, y también pueden representar una amenaza en este momento para prevenir la propagación del virus. Por ejemplo, la mayoría de las comunidades indígenas organizan regularmente grandes reuniones tradicionales para celebrar eventos especiales, como cosechas, ceremonias de mayoría de edad, etc. Algunas comunidades indígenas también viven en viviendas multigeneracionales, lo que pone en riesgo a los pueblos indígenas y sus familias, especialmente a los ancianos", agregó.
"Los estilos de vida tradicionales de los pueblos indígenas son una fuente de su capacidad de recuperación, y también pueden representar una amenaza en este momento para prevenir la propagación del virus
Anne Nuorgam
Y si bien no hay datos precisos respecto del número de indígenas que puedan estar contagiados por el virus, los factores ya mencionados mantienen preocupada a la comunidad internacional, que ha hecho un fuerte llamado a proteger a las tribus originarias.
"Ignorar a los pueblos indígenas en esta situación sería el peor error que podemos cometer", aseguró
Máximo Torero Cullen, economista Jefe del Departamento de Desarrollo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Es por ello que ese organismo lanzó una serie de recomendaciones a las autoridades, como la inclusión de representantes indígenas en los comités de respuesta a la pandemia; la difusión de material de prevención e información en las lenguas originarias; el respeto a los pueblos originarios a mantenerse aislado o detener cualquier acto de desalojo en tierras indígenas.
Los pueblos afectados
La situación preocupa principalmente a los pueblos originarios ubicados en la Amazonía. De hecho, sus líderes pidieron hace una semana ayuda internacional humanitaria ante el abandono en el que se encuentran sus pueblos y el riesgo que corren en medio de la pandemia.
"No hay médicos en nuestras comunidades, no hay materiales de prevención ante esta pandemia (...) No hay un apoyo en el tema alimentario", deploró José Gregorio Díaz, de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), que agrupa a los nueve países que comparten el mayor bosque tropical del mundo.
Uno de los países más afectados es
Brasil, que concentra cerca de 850.000 indígenas y donde ya hay
152 casos confirmados de nativos con covid-19, de los cuales 10 han fallecido, según el último balance entregado por el Ministerio de Salud.
La preocupación recae principalmente en el estado de Amazonas, que concentra la totalidad de las muertes de miembros de pueblos originarios por el coronavirus. Allí, el distrito indígena de Alto Río Solimoes ha sido el más afectado, con 75 contagiados y siete muertos. La mayoría de estos casos llegan a la capital regional, Manaos, ciudad que vive su propio calvario y donde la situación ya es insostenible: falta personal médico, algunos hospitales almacenan cadáveres en camiones frigoríficos y los cementerios empezaron a abrir fosas comunes.
Es por eso que varios líderes indígenas pidieron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que establezca un fondo de emergencia para ayudar a proteger a sus comunidades de la amenaza de la pandemia de coronavirus. "Es una verdadera emergencia. Los pueblos indígenas son vulnerables y no tienen protección", dijo a Reuters Joenia Wapichana, la primera mujer indígena elegida como congresista en Brasil.
152casos de indígenas con covid-19 suma Brasil
Otro país afectado muy preocupada es Ecuador, donde el pueblo Siekopai, ubicado en la Amazonía y que alberga a unas 744 personas, hizo un llamado internacional para que las autoridades se preocupen de su situación. Según informó Efe, hasta la fecha registran 16 casos y dos muertes.
Tanta es la preocupación que, tras registrarse el primer deceso de un mayor de la comunidad y síntomas compatibles con el virus, varios miembros de la nacionalidad se adentraron en la selva con los abuelos para evitar una propagación de la enfermedad. "No podemos estar excluidos de la atención médica, exigimos pruebas rápidas para establecer cuantas personas están contagiadas", dijo el líder Justino Piaguaje, quien aseguró que en un principio no fueron considerados por las autoridades.
En esa línea, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hizo el lunes por Twitter un "llamado urgente al Estado de Ecuador a que adopte medidas eficaces para proteger el derecho a salud y preservar integridad del pueblo Siekopai, como otros en similar riesgo ante pandemia".
En tanto, en
Colombia Amnistía Internacional (AI) advertía que
"a los pueblos indígenas los matará el coronavirus o el hambre si el Estado no actúa inmediatamente". "El Gobierno está implementando medidas preventivas para el covid-19 en el país, sin garantizar adecuadamente sus derechos fundamentales. Si históricamente no han tenido acceso a la salud, al agua o a la alimentación, en el contexto de esta pandemia esta situación es muchísimo más grave porque no cuentan con condiciones sanitarias y sociales para enfrentar adecuadamente el covid-19", afirmó
Fernanda Doz Costa, directora adjunta para las Américas de AI.
El tiempo avanza y la preocupación crece. El llamado a encontrar una pronta solución es urgente o, como han dicho algunos dirigentes, la extinción de algunos pueblos indígenas estará a la vuelta de la esquina.