Ante la peor crisis racial de su mandato, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a tomar su lema electoral de "ley y orden" para instigar la represión de las protestas, elevando las tensiones que tienen al país en llamas.
Este lunes, el mandatario anunció el despliegue de "miles y miles de soldados" y de agentes de la ley para detener los disturbios en Washington DC.
"Estoy movilizando todos los recursos federales disponibles, civiles y militares, para parar los disturbios y saqueos, para parar la destrucción e incendios provocados. Y para proteger los derechos de los estadounidenses que respetan la ley", dijo en un discurso en la Casa Blanca.
Pero ni sus palabras, ni los toques de queda anunciados, lograron callar a los miles de manifestantes que protestaban en diversas ciudades del país norteamericano tras una semana de la muerte de George Floyd a manos de la policía.
En la capital, y minutos antes del toque de queda que se inició a las 19.00 hora local, la policía dispersaba con balas de goma y gases lacrimógenos a los manifestantes congregados junto a la Casa Blanca para que el Presidente pudiera salir a pie poco después y fotografiarse con una Biblia junto a una iglesia.
En
Nueva York, manifestaciones en su mayoría pacíficas se vieron interrumpidas por gente que destrozó vitrinas cerca del Rockefeller Center y las puertas de la famosa tienda Macy's en la calle 34, dejando la principal avenida de Manhattan llena de vidrios rotos.
Las protestas se sucedieron desde Filadelfia, donde cientos de manifestantes marcharon por una autovía en el corazón de la ciudad, a Atlanta, donde las autoridades emplearon gases lacrimógenos contra la multitud, y Nashville, donde más de 60 efectivos de la Guardia Nacional bajaron sus escudos antimotines a petición de los manifestantes pacíficos que se habían congregado delante del Capitolio del estado de Tennessee en memoria de George Floyd.
En Los Ángeles, las manifestaciones transcurrieron en un ambiente pacífico e incluso algunos policías se unieron a los participantes con discursos contra la discriminación racial y minutos de silencio arrodillados.
Pero, según avanzó la noche y entró en vigor el toque de queda, adelantado a las 6 de la tarde -a las 4 en ciertos lugares-, surgieron nuevas escenas violentas. Entre los incidentes, hubo destrozos en Van Nuys Boulevard, persecuciones policiales y el incendio de un auto de policía que obligó a cortar una autopista.
En la última semana, más de 5.600 personas han sido detenidas en todo el país por delitos como robo, bloqueo de autovías y violación del toque de queda, según un conteo de la agencia The Associated Press.
