SANTIAGO.- Chile tiene una de las tasas de suicidio más altas del continente, siendo la segunda causa de muerte violenta en el país –después de los accidentes automovilísticos–. Si bien ese fenómeno se suele asociar más a la población adolescente o adulta, un estudio reveló que quienes tienen la mayor tasa de suicidio en el país son los mayores de 60 años.
La investigación –realizada por la psicóloga Ana Paula Vieiras, del Centro UC de Estudios de Vejez y Envejecimiento y colaboradora del Programa Adulto Mayor UC– muestra que si bien los adultos mayores son, proporcionalmente, el tercer grupo que más se suicida en Chile, su tasa de suicidio es la más alta del país, llegando a 13,6 casos por cada 100 mil habitantes (la tasa general es de 10 casos por 100 mil habitantes) y ésta además ha ido en aumento.
La investigación también arroja que, dentro de ese grupo, quienes más se quitan la vida son los mayores de 80 años, luego aquéllos de entre 70 y 79 años, y en tercer lugar quienes tienen entre 60 y 69. Es decir, que a mayor edad, aumenta la tasa de suicidio.
Otro dato relevante es que quienes más toman esa decisión entre los adultos mayores son los hombres (son el 88% de los casos) y que los intentos de suicidio en ese grupo etario tienen una alta letalidad, ya que de cada cuatro intentos uno se concreta, a diferencia de los jóvenes, donde se concreta uno de cada 200 intentos.
La soledad y enterarse de enfermedad grave podrían ser detonantes
¿Qué factores podrían incidir en la alta tasa de suicidio que se registra en la población adulta mayor? La autora del estudio, Ana Paula Vieiras, quien es especialista en temas de vejez, dice que, en base a la información que ha podido recopilar –en conversaciones con quienes han realizado intentos, sus familias, y cartas que éstos mismos dejan– hay varios factores de riesgo que podrían propiciar que una persona opte por ese camino.
Uno de ellos es "la desesperanza y la soledad". "Sabemos que la persona que tiene escasa red social tiene más posibilidad de suicidio. Puede ser que vivan solos, que no tengan una persona para compartir, conversar. O pueden estar con su familia, pero igualmente estar solos, porque no hay mucha interacción, no son escuchados, se sienten solos", explica.
88%de los adultos mayores que se quitan la vida son hombres
Dice que también los adultos mayores que han tomado esa decisión, generalmente, "perciben que son una carga para la familia"; o son cuidadores de otra persona mayor, como su pareja, que está enferma, por la sobrecarga y agotamiento que eso les provoca.
Otro factor es enterarse que padecen una enfermedad física grave, que no tiene buen pronóstico, como un cáncer; o en el inicio de una demencia o alzheimer, "cuando la persona todavía está consciente y entiende que está con la demencia". "Uno de los mayores miedos de los adultos mayores no es morir, es la enfermedad, perder la autonomía", afirma Vieiras.
En el caso de los hombres –que son quienes más toman esa decisión– hay un factor adicional, que es quedar desocupado tras jubilar. "Para ellos el trabajo era toda su vida, definía quiénes eran, entonces cuando pierden eso, como que pierden esa identidad. '¿Quién soy ahora, que voy a hacer ahora?'. Para las mujeres, generalmente no es así, porque si se jubilan tienen otras funciones, saben cuidar de la casa, pueden cuidar los nietos, tienen amigas para compartir", explica.
Dice que a todo eso se suma la "visión estereotipada y negativa de la vejez" que tiene la sociedad, que asocia esa etapa de la vida a "la enfermedad, la tristeza y la desesperanza". "Esa carga negativa que se tiene hoy de los viejos también es otro ingrediente", comenta.
Afirma que en los mayores de 80 años –donde la tasa de suicidio es aun mayor– todos esos factores se incrementan, a lo que se suma que van muriendo sus personas cercanas, como la pareja, amigos, incluso sus propios hijos.
Suelen ordenar sus cosas y dejar cartas donde no culpan a nadie
Pero existen señales más concretas en que, tanto la familia como los profesionales de la salud que los atienden, deben tomar en cuenta. "Notar cualquier señal de tristeza, de desesperanza, frases como 'yo no sé qué más estoy haciendo aquí, no sirvo para nada, soy una carga para ti'. Hay que tomar en cuenta esas señales y no subestimarlas", remarca.
"No hay que subestimar a los adultos mayores (...) La gente piensa que 'el abuelito de 80 años no tiene fuerza para matarse, que está ahí pasivo, esperando la muerte', pero no siempre es así"
Ana Paula Vieiras, Centro UC Estudios de Vejez
Otro signo es dejar de tomar sus medicamentos o "empezar a ordenar mucho sus cosas", pues explica que "el adulto mayor cuando se suicida, generalmente lo hace con convicción y no quiere ser una carga para el otro, entonces deja todos sus bienes, sus cositas ordenadas, ningún problema en el banco, deja hasta su tarjeta del banco".
Al respecto, menciona que los adultos mayores que optan por quitarse la vida suelen dejar cartas, donde "dejan todas las indicaciones" y que un aspecto llamativo es que "intentan no dejar la culpa para nadie y explican que no querían ser una carga para el otro". Eso a diferencia de las cartas que dejan los jóvenes, en "que se intenta culpar a los demás o a la sociedad" de su decisión.
La experta remarca que hay que estar atento a cualquiera de esas señales, y que lo más importante es "no subestimar a los adultos mayores, no pensar que porque es viejo no va a suicidarse". "La gente piensa que 'el abuelito de 80 años no tiene fuerza para matarse, que está ahí pasivo, esperando la muerte', pero no siempre es así", señala. Junto con eso, dice que sus cercanos deben tratar de "escucharlos e integrarlos" a las actividades de la familia.
En políticas públicas, plantea que es importante una mejor capacitación de los profesionales de la salud en gerontología, pues afirma que "hay estudios que demuestran que muchos adultos mayores que se suicidaron fueron a una consulta uno o dos meses antes. Uno no lo sabe, pero quizás fueron a pedir alguna ayuda, pero el profesional no estaba preparado y dejó de ayudarlo".
Finalmente, dice que es necesario "cambiar la visión negativa que la sociedad tiene de la vejez", ya que "por el culto a la juventud, a lo que es bonito y sano, lamentablemente los adultos mayores quedan estigmatizados". Por eso, Vieiras plantea que es importante visibilizar este tema, para que se pueda trabajar con el foco en la prevención.