Concurso elige al mejor profesor de Chile: Actores de la educación recuerdan al docente que los inspiró

Docente que la inspiró: Gladys Moya, profesora de Lenguaje en la Escuela Francisco Arriarán.

Por lo que me marcó tanto es porque era una profesora que nos estimuló mucho a leer y por la que más la recuerdo es por cómo me estimuló a escribir.

Ella tenía un taller literario y yo no quería participar. Pese a que siempre me gustó escribir, pensaba que podía ser fome ir a un taller literario y ella mi inscribió sugiriéndome que fuera cuando quisiera, con mucha flexibilidad. Ella me decía que confiaba mucho en que el taller me iba a ayudar. Participé en el taller y entre las cosas que escribí, ella envió uno de mis poemas a un concurso y sin saber que ella me había postulado al concurso gané el primer lugar a nivel nacional. Más allá del premio, eso para mí fue muy significativo porque fue la confirmación de que yo podía escribir, de que tenía un talento respecto a la lectura y escritura y eso me fue abriendo hartas puertas en mi trayectoria profesional.

Por último, me marcó mucho su manera de dialogar conmigo. Siempre tuve buenas notas y buen promedio pero tenía problemas de conducta, me costaban las reglas y las relaciones con los docentes. Era un colegio con poco espacio para la disidencia pero siempre me estimuló mucho que yo diera mi opinión, pero de manera respetuosa y a entender que era importante opinar. Ella jamás me hizo callar, como muchos docentes, me decía que opinara pero que aprendiera a opinar. Me entregó muchas herramientas sobre cómo decir lo que yo sentía y me dio mucha fuerza.

Docente que lo inspiró: Juan Carlos Jung, profesor de Educación Física en The Grange School.

Resalto lo que él hizo porque hoy está muy de moda no competir, y yo creo que lo que él más me enseñó fue justamente a competir pero competir bien y en equipo también.

Hay una historia que ilustra mucho eso. Estábamos jugando un partido de rugby contra un rival muy difícil, sabíamos que era un rival que perfectamente nos podía ganar. En la mitad del partido, un compañero mío hizo un faul que el árbitro no vio, específicamente esta persona hizo un tacle alto al nivel del cuello lo que está claramente penado por las reglas del rugby. El partido siguió y este profesor al ver que el árbitro no había cobrado esta grave falta, entró al partido sin esperar que la pelota saliera, agarró a mi compañero de la camiseta y él mismo lo sacó.

Esto fue una muy buena lección de vida para nosotros sobre cómo tenemos que hacer lo correcto cuando el árbitro te ve y cuando no te ve también. A través de este entrenador, y por medio del rugby, aprendí muchas cosas para la vida que hasta el día de hoy recuerdo y atesoro, y estoy muy agradecido.

Docente que la inspiró: Florentina Mandera, profesora jefe del curso y de Lenguaje en el Colegio Institución Teresiana.

Me marcó su actitud en la vida, su optimismo, lo cariñosa que era, pero que a la vez era exigente. Creo que a cada una de nosotras, y por lo menos a mí, nos trataba con aspecto específico. A veces uno cree que lo justo es tratar a todos por igual, pero la verdad es que ella no nos trataba por igual sino que a cada una le encontraba el lado de entusiasmar para lograr que cada una pudiese desarrollarse mejor como persona.

Tengo el mejor recuerdo de ella y fue clave en mi vida porque me permitió hacer muchas cosas estando en el colegio, como por ejemplo actuar en televisión, armar un grupo de teatro, armamos un club de debate, y todo esto bajo su inspiración y apoyo básicamente.

Creo que fue una gran profesora.

Docente que lo inspiró: Carlos Rivera Cruchaga, profesor de Física del Pedagógico de la Universidad de Chile.

Fue un gran inspirador de las emociones vinculadas a la educación. Es una persona que me enseñó a valorar la enseñanza. Yo enseñé muchos años y esa enseñanza está muy inspirada en lo que este profesor inspiró en mí.

La palabra pasión yo la asocio con él. Pasión por la disciplina, por la física, que era lo que él enseñaba. Y también pasión por la docencia, la fascinación de transmitir eficazmente un conocimiento.

Lo que uno se acuerda es lo que a uno lo impresiona. Porque si uno se impresiona más que conocer algo, eso queda grabado en un lugar de la memoria que no se pierde. Yo creo que la capacidad de transmitir con pasión y a veces una estrategia que ocupaba Carlos Rivera era ser histriónico, hacía de la docencia un arte diverso y lleno de riquezas y de expresiones a veces físicas. Él mostraba muchos experimentos en la sala; se subía a la escalera, movía cosas, el mismo caminaba rápidamente entre medio de los bancos. Tenía algo de payaso, o sea él representaba lo que estaba diciendo y uno lo veía y lo disfrutaba.