SANTIAGO.- Veintiún días han transcurrido desde que el Presidente Sebastián Piñera anunció la definitiva destitución del general (r) Hermes Soto, y el nombramiento de su ex edecán, Mario Rozas (51), como su sucesor al mando de Carabineros.
En dicho periodo, el nuevo general director ha dado escasos acercamientos y palabras para los medios de comunicación, marcando una diferencia con el actuar que tuvo al inicio de su gestión Soto, cuya salida se vio gatillada por la indagatoria que lleva adelante el Ministerio Público por el fallecimiento de Camilo Catrillanca.
De hecho, fueron las múltiples y dispares declaraciones que Soto entregó durante sus últimas semanas en el cargo las que causaron mayores cuestionamientos e inquietudes en el caso del joven mapuche, y por el cual hay cuatro ex miembros del GOPE formalizados.
El cambio de actitud, señalaron fuentes de este medio, no fue casual. De hecho, durante su primera actividad oficial con el ministro del Interior, Andrés Chadwick, y la subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell, el general director fue claro en su mensaje.
"Mucho que trabajar y poco que hablar", aseguró brevemente el policía que con experiencia en el manejo de comunicaciones, ya que además de ser periodista y magíster en Comunicación Estratégica y en administración de Recursos Humanos, se desempeñó como jefe de dicho departamento por años.
Es así como el uniformado que hasta diciembre era la décima quinta antigüedad en la institución, ha tenido desde el día de su nombramiento, el pasado 21 de diciembre, un actuar más silencioso, o de bajo perfil.
Su primer día de trabajo -un sábado- como la máxima autoridad de la institución que el Gobierno pretende modernizar, lo inició saludando a los carabineros y dialogando con los transeúntes que se cruzaron en su camino a La Moneda. Y desde allí han sido pocas las actividades públicas en las que ha participado.
Ya ayer, y en una poco anunciada visita a la comisión de Seguridad del Senado, aseguró que la crisis que atraviesa Carabineros a raíz de casos como el de Catrillanca, "Huracán" o el megafraude, es "es una oportunidad y por eso que requiere todo este cambio generacional, todo este cambio de paradigma".
De hecho, Rozas es el general director más joven de los últimos 30 años y cuyo Alto Mando tiene autoridades que aún están en los cuarenta.
En la instancia, reconoció además: "La única forma de salir de esta crisis es escuchando críticas y asumiendo culpas, porque hay que asumir que fuimos soberbios como institución".