SANTIAGO.-
Marcela Aranda Escobar, la primera en denunciar públicamente al sacerdote
Renato Poblete por abuso sexual, se presentó como profesora de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Es ahí donde trabaja con
Joaquín Silva, decano de la Facultad, y quien sabía de lo que estaba viviendo la teóloga.
"Yo pienso que así como Marcela se vio de alguna manera empoderada para salir de su encierro con el testimonio de James Hamilton,
yo creo que con el testimonio de Marcela, que es valiente, muy sincero, también otras mujeres y hombres pueden sentirse con el valor para denunciar este mal que en forma tan devastadora ha afectado a la Iglesia", comenta a Emol.Silva relata que él se enteró de manera sorpresiva de los abusos de los que Aranda Escobar dice haber sido víctima. Fue justamente en una reunión en la Facultad con Juan Pablo Hermosilla, de la Fundación para la Confianza, y quien asesora a los denunciantes de Fernando Karadima.
"Lo invitamos para que nos compartiera información, nos diera su parecer de cómo ocurrían estos hechos, cuáles eran las principales dinámicas que se generaban desde el punto de vista judicial y también desde las personas. En ese contexto, (...) Marcela resolvió muy espontáneamente contar y decir que ella también había sido objeto de abusos sexuales graves por parte de un sacerdote, hasta ahí fue su narración", recuerda.
El decano repite los conceptos de "valentía" y "credibilidad" a la hora de referirse a la denunciante.
"La pregunta que muchos se hacen es por qué ahora, pero resulta que es tan brutal el quiebre que se produce con el abuso en general, pero particularmente cuando están involucrados sacerdotes a los que se les ha confiado mucho de la propia vida, de la propia existencia espiritual que el quiebre también es muy profundo. Las personas en general no son capaces simplemente de procesar esos dolores, esa articulación que se produce y se genera una disociación que perdura por muchos años", se lamenta.
Silva revela que él también conoció a Renato Poblete, por lo que le cuesta "tremendamente entender el cómo, el por qué. Porque justamente uno sabe de todo el bien que él hizo en la Compañía de Jesús, en el Hogar de Cristo y en tantos hechos de la vida social y política del país. Sin embargo, que hoy día se vea enfrentando ante una situación así, la verdad es que es muy difícil de entender y yo creo que para los que lo hemos conocido te resulta algo que no se puede explicar, te choca, te duele, es difícil de entender".
"Esperamos que el testimonio de Marcela y de otros tantos nos ayuden a todos a tomar las medidas que sean necesarias para cambiar esta cultura, como lo llama el Papa, del abuso y del encubrimiento", sentencia el decano de la facultad de la PUC.
