SANTIAGO.- "Hay países que funcionan con una sensación generalizada, una especie de desesperanza aprendida desde la ciudadanía, con respecto a la corrupción en el mundo político. Chile no está en ese estado todavía, pero sí es algo que hay que tomarse en serio. Hay que tomar cartas en el asunto".
Así es como la cientista política Gloria de la Fuente, directora de Chile 21 y miembro del Consejo para la Transparencia, analiza uno de los resultados que entregó la última medición del Centro de Estudios Públicos (CEP), liberada este jueves: un alza significativa de la corrupción como una preocupación para los ciudadanos.
Frente a la pregunta "¿Cuáles son los tres problemas a los que debería dedicar el mayor esfuerzo en solucionar el Gobierno?", un 25% de los encuestados se inclinó por la corrupción. Aunque no se encuentra entre los tres primeros —delincuencia, pensiones y salud—, se trata de la variable que más subió entre la medición de octubre-noviembre de 2018 y la actual: cinco puntos porcentuales.
"Es un alza estadísticamente relevante, que sin duda demuestra que los casos de corrupción han crecido abundantemente, pero también lo ha hecho el interés de la sociedad en los temas de corrupción", señala por su parte el director ejecutivo de Chile Transparente, Alberto Precht.
"Esto no es solamente un efecto en Chile, sino que se ve a lo largo de todo el mundo. Nosotros vemos cómo hoy día el problema de la corrupción está siendo requerido hacia las autoridades como uno urgente de solucionar", añade.
Una discusión a nivel país
"No es de extrañar, en la medida en que hemos estado en un escenario continuo y permanente conociendo escándalos en distintas instituciones", señala De la Fuente a Emol. La analista menciona dos ejemplos: los problemas al interior de Contraloría y la polémica en el Poder Judicial en Rancagua. "Aunque fue acotada en términos territoriales, fue significativa en términos de lo que ella implica", asegura.
"Todas estas cosas evidentemente generan una sensación de que hay que hacer algo respecto a la corrupción. Eso explica que el Presidente haya anunciado el 1 de junio que iba a ser el ministro Chadwick quien iba a estar a cargo de generar un gran acuerdo nacional para justamente hacer frente a estas discusiones", agrega.
"No es solamente generar legislación, sino que el punto es cómo agregamos parámetros relevantes respecto a la integridad pública"
Gloria de la Fuente
Para De la Fuente, aunque se trata en parte de "generar acuerdos transversales para recuperar la confianza en la política", el problema abarca dimensiones mucho más profundas. "No es solamente generar legislación, porque creo que Chile tiene una legislación bien potente en un ecosistema de transparencia que ha funcionado bien", expone.
"El punto es cómo agregamos parámetros relevantes respecto a la integridad pública, que es lo que falta", complementa la analista. Se trata, más bien, de instalar un debate público que lleve a la sociedad a una reflexión conjunta en torno al concepto de "integridad".
"Es una discusión que tiene que ver con la acción, con el comportamiento y la actitud respecto a la política, a cómo hay que comportarse respecto de los cargos públicos y cuál es la integridad, por tanto, con la que hay que actuar", enfatiza.
Generar "sistemas de integridad"
Además de la cantidad de hechos reñidos con la ética y que se inscriben dentro de los márgenes de lo que la ciudadanía entiende como corrupción, Precht señala que también tiene influencia la magnitud de dichos hechos y su alcance. "Eso ayuda a que esta opinión sea creciente y que evidentemente se le pida y exija a los gobiernos hacerse cargo", afirma.
"Por supuesto que tiene que ver con algo coyuntural, pero también con que efectivamente la lucha contra la corrupción —que recién se inició en los años '90— se ha ido consolidando y hoy día podemos saber con mucha mayor claridad qué es lo que está pasando en este ámbito", explica.
"Sin duda es algo que va a seguir existiendo, pero la idea es que la autoridad y en general las sociedades hagamos que el costo transaccional del corrupto sea cada vez más elevado"
Alberto Precht
Por eso, señala, se trata de un tópico que el gobierno debe establecer de forma prioritaria en su agenda. "Tiene que dejarse de agendas parche y evidentemente avanzar hacia sistemas de integridad que sean mucho más comprensivos", asegura.
Para ello propone "aumentar las penas", "poner la corrupción en su lugar" y "avanzar hacia sistemas preventivos, que se antepongan a la variación que va a tener el fenómeno" como medidas para contener el avance de la corrupción.
"Sin duda es algo que va a seguir existiendo, pero la idea es que la autoridad y en general las sociedades hagamos que el costo transaccional del corrupto sea cada vez más elevado", concluye.
