SANTIAGO.- El Presidente Sebastián Piñera decidió aceptar la renuncia de Luis Castillo a la subsecretaría de Redes Asistenciales tras los varios cuestionamientos en su contra, especialmente desde la Democracia Cristiana por su presunta relación con el caso de la muerte de Eduardo Frei Montalva.
Las varias incomodidades que generó al Gobierno, como que no se le permita el ingreso a las comisiones de Salud del Congreso, no haya tenido una buena relación laboral con su ex jefe, el ex ministro
Emilio Santelices, y que tampoco prometiera una buena conexión con el actual titular de la cartera,
Jaime Mañalich, tenían a Castillo al borde de la salida del gabinete, pero sus últimas declaraciones hicieron que finalmente tuviera que dar un paso al lado.
Según dijo el ahora ex subsecretario las largas filas que se hacen desde la madrugada en los consultorios no solamente tienen una razón médica, "sino que es un elemento social, de reunión social", desatando la crítica transversal.
El hombre de confianza
Así el Mandatario anunció ayer que en su reemplazo asumirá Arturo Zúñiga Jory. Él se desempeñaba hasta ahora como gerente comercial de la Clínica Universidad de los Andes.
Es ingeniero comercial de la Pontificia Universidad Católica y posee un MBA de la misma casa de estudios. También tiene experiencia en el mundo público, pues en el primer mandato del Presidente Piñera se desempeñó, entre 2012 y 2014, como jefe de gabinete del también ahora ministro Mañalich. Es por eso que es considerado como un "hombre de confianza" del secretario de Estado.
Su presencia no fue del todo bienvenida en Chile Vamos, especialmente en la UDI donde ya han manifestado reparos ante los últimos nombramientos alegando poco equilibrio entre los partidos de la coalición. "Nos causó sorpresa, nos hubiera encantado saberlo antes", dijo la presidenta del gremialismo, senadora Jacqueline van Rysselberghe.
Sus declaraciones se deben a que si bien se le informó del arribo de Zúñiga y se le dijo que el nuevo subsecretario vendría de sus filas, el ingeniero militó en la colectividad, pero nunca se refichó.