SANTIAGO.- Desde el año 2017, antes que el descontento por la Prueba de Selección Universitaria (PSU) llegara ahora a su peak, con el intento de sabotear el test –que aún no puede ser rendido por todos los inscritos–, el Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre) de la Universidad de Chile, a cargo de aplicarlo, se encuentra trabajando en un nuevo modelo de prueba, que pueda reemplazar a la PSU.
Los objetivos de esta prueba son principalmente dos: que reduzca las diferencias de puntaje que se producen entre los alumnos por razones socioeconómicas, de género y por asistir a colegios científico humanistas o técnico profesionales; y que pueda predecir mejor el desempeño de los estudiantes en la universidad. Para eso, a diferencia de la PSU, apunta a medir habilidades de los alumnos más que conocimientos, que pueden estar más condicionados por factores externos.
En junio de 2019, el Demre dio a conocer que los prototipos de esta nueva prueba se testearon en 9 mil alumnos de cuarto medio, que luego también rindieron la PSU, de modo que pudieron comparar su desempeño en ambos test. Los resultados preliminares fueron auspiciosos, pues arrojaron que se logró reducir la brecha, especialmente entre establecimientos de distinta dependencia –particular pagado, particular subvencionado y municipal–; entre colegios científico humanistas y técnicos profesionales; y, en menor medida, la brecha de género.
"Esta prueba (nueva), al menos la de Matemática, cuando debute, debería aplicarse en paralelo con la PSU de Matemática"
María Leonor Varas, directora Demre
Consultada por el estado de avance de esta prueba y la factibilidad de que se pueda implementar en el corto plazo, la directora del Demre, María Leonor Varas, dice a Emol que ésta continúa siendo testeada para poder ser validada técnicamente; y comenta que en la PSU que se está rindiendo este año se incluyeron preguntas del nuevo test para probarlas de manera masiva y condiciones más similares.
En total fueron diez preguntas –cinco en Lenguaje y cinco en Matemática– las que se incluyeron en el test de este año, en el espacio que antes se daba a las preguntas piloto de la PSU.
"Es el primer testeo masivo (a preguntas de la nueva prueba). Nosotros pensamos que nos van a dar información acerca de cómo se comportan en pruebas de verdad, bajo estrés; y darán información para tomar decisiones. Por ejemplo, ver qué tan distinto se comportaron en el piloto sin estrés y en la prueba oficial con estrés. Eso nos da una idea que nos permite focalizarnos en lo que sigue del desarrollo", explica Leonor Varas. Estos resultados se comenzarán a analizar a partir de marzo, una vez que se entreguen los puntajes de la PSU.
Además, en abril, el Demre realizará pilotos de la nueva prueba en alumnos que estén ingresando a la universidad, para ver "qué tan predictiva es" de su rendimiento en la educación superior.
Junto con probar el instrumento para ver cómo se comporta, también se han estado realizando –y continuarán– focus group, entrevistas y reuniones con estudiantes, profesores de colegios y de universidades, para conocer su opinión sobre esta nueva prueba. "(Este año) vamos a seguir piloteando, preguntando, analizando, comparando su comportamiento en distintos grupos, estudiando brechas, etc.", señala Varas.
Aplicar en paralelo la PSU y la prueba nueva
Considerando todos estos factores, la directora del Demre estima que este nuevo instrumento estará en condiciones técnicas de ser aplicado por primera vez dentro de dos años, es decir, en el proceso de admisión 2022.
"(Hay que) darle unos dos años yo creo, depende de qué tan altas consecuencias tenga", señala. Explica que para que debute en el proceso de admisión 2022 "no puede ser con muy altas consecuencias", esto es "que ese puntaje no tenga una alta ponderación". "Yo creo que la prudencia es importante", afirma.
En ese sentido, es partidaria de que no haya un reemplazo "de la noche a la mañana" de la PSU –como ocurrió cuando se eliminó la PAA–, sino que, en un comienzo, ambas pruebas se apliquen en paralelo. "Yo creo que alguna de estas pruebas (nuevas), al menos la de Matemática, cuando debute, debería aplicarse en paralelo con la PSU de Matemática", señala.
La razón es que "siempre hay un riesgo de que, en las condiciones reales, (la prueba) no funcione como uno quería, por más que se haya preparado el terreno". Por eso, plantea que es importante que se fije un "estándar previo" que ésta deba cumplir en su debut para quedar en condiciones de reemplazar a la PSU. "Las consecuencias son tan feroces sobre tanta gente, que realmente hay que hacerlo (bien)", afirma.
En su opinión, en esa transición las dos pruebas deberían ser obligatorias, pero el puntaje válido para postular a una carrera siguiera siendo el de la PSU. "A mí me parece que debería ser una condición de ingreso (a la universidad), haber rendido las dos pruebas, pero el puntaje sea sólo el de la antigua. Hay que hacer un tránsito", señala.
En ese sentido, recuerda que la PAA se implementó después de haber sido aplicada cuatro veces en paralelo con el Bachillerato.
Dice que otro punto importante es que se instale un comité técnico internacional, para que monitoree este cambio y realice las recomendaciones para poder ir ajustando la nueva prueba.
"Es fundamental que las cosas no queden escritas en piedra, que no sea una concesión a la calle, que no sea una concesión a unos técnicos, a nadie, que sea algo donde haya instancias más allá de las presiones que acompañe este proceso", subraya.