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Plebiscito mueve las aguas en Chile Vamos: ¿Cómo navegar para resguardar la unidad y no perder la ruta en año electoral?

Analistas abordan el escenario en el oficialismo por los bandos que han surgido a favor del Apruebo o Rechazo a la nueva Constitución, proceso que enfrentará su fecha clave el 26 de abril.

12 de Febrero de 2020 | 06:00 | Por Juan Peña A., Emol
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El comité directivo de Chile Vamos en su primera reunión de coordinación política de este año, junto a los presidentes y secretarios generales.

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"Son dos meses donde vamos a tener que tener mucha capacidad, habilidad y respeto de todos quienes forman parte de la coalición, y nuestro rol como autoridades de Gobierno es darle garantía a los ciudadanos y también permitir que esa diversidad no termine significando un conflicto".

Esas fueron las palabras del ministro Gonzalo Blumel este martes sobre las corrientes que mueven en agua en el oficialismo. Todo motivado por los bandos que han surgido a favor del Apruebo o Rechazo en el plebiscito del 27 de abril por una nueva Constitución.

Quienes están por mantener la actual Carta Magna de 1980, la UDI y parlamentarios RN, incluso de Evópoli, ya han realizado campañas a favor. Mientras que por la modificación figuran otros representantes de Renovación Nacional y del propio Evópoli, aunque también del gremialismo, como el alcalde -y principal carta presidencial del bloque- Joaquín Lavín.

El tema también fue abordado por el senador RN Manuel José Ossandón quien señaló que "Chile Vamos tiene que abrir todos los espacios para que todos puedan competir y manifestar lo que opinen, esa es la gracia, porque nosotros tenemos que llegar a puntos comunes".

En este escenario, diversos analistas abordan con Emol el panorama para Chile Vamos en los complejos meses venideros.

¿Cómo debe manejarse en un tema con visiones contrapuestas?
Me parece que no los daña tener posiciones contrarias. Por el contrario, si Chile Vamos fuera solamente un propulsor, promotor, del rechazo, entonces cuando gane el Apruebo, si gana, quedarían en muy mal pie, quedarían off side. En cambio tener un pie en ambos lados sirve como un seguro contra derrota, y les permite expandir su posicionamiento espacial ideológico. A lo que me refiero con eso, es que ocupa más espacio y puede apelar a más votantes.

Entonces, cómo se deben manejar, estirando el elástico como lo están haciendo ahora.

Si logran resolver sus diferencias en casa y no en la plaza pública yo creo que les puede servir, será bueno. Ergo, me parece que debe haber un debate constructivo al interior de la coalición, donde todos los jugadores importantes entiendan que da lo mismo tener posiciones internas opuestas, y que lo importante es mantener la unidad, porque si es que se quiebra por rencillas en la plaza pública eso beneficia a sus rivales. Eso es lo que no quieren.

¿Puede reabrir heridas? Yo creo que en política nadie sale ileso, en general el debate político deja ganadores y perdedores. Lo importante es saber seguir adelante luego de perder, reparar esas heridas cuanto antes y ponerse de acuerdo para seguir adelante y enfrentar las elecciones de octubre.
Kenneth Bunker, doctor en Ciencia Política
Una coalición que está dividida frente a un evento histórico como es un plebiscito constitucional, tarde o temprano quedará dividida. Probablemente resista algunas elecciones, pero inevitablemente se producirán salidas de militantes y cambios en la configuración original de la coalición. En la noche del 26 de abril las diferencias serán aún más evidentes, sin perjuicio de que RN y la UDI deban pactar para las elecciones de octubre.

Lo central acá es que una coalición fuertemente dividida en el asunto programático más relevante del último tiempo, tiene fecha de vencimiento. Esto va a comenzar con la salida de liderazgos importantes de la UDI que no tienen fuerza interna para ganar la presidencia del partido, y así dar la pelea interna por modernizar la UDI. Por eso mismo, se iniciará un proceso migratorio importante en la derecha y, más adelante, un cambio en de coalición.
Mauricio Morales, cientista político U. de Talca
La pregunta que me haría es cómo van a vivir civilizadamente con este problema inescapable. Cuánto hay de estrategia o convicción política no lo sé (por opciones Apruebo o Rechazo). Cuando me refiero a maximizar la estrategia es principalmente a dónde quieren estar una vez que el polvo de este conflicto baje y podamos ver dónde queda cada uno parado, por decirlo así. Pongo un ejemplo, si yo fuera Lavín tengo que votar Apruebo si quiero ser el candidato de la derecha en 2021. ¿Por qué? Porque el Apruebo va a ganar. Si yo quiero ser Presidente tengo que estar en línea con lo que la mayoría de los chilenos quiere. En ese sentido, Lavín está jugando una estrategia que yo llamo 'piñerística': Piñera fue el único que votó No de toda su coalición en el Plebiscito del 88 y eso lo dejó en la mejor posición, paradójicamente, para ser después el único Presidente de ese sector. Porque gente de su sector y que no es de su sector votó por él en 2009 y 2017 por estar en el lado correcto de la historia. Lavín está apostando a lo mismo, a pesar de que será de la minoría de la derecha por el Apruebo.
Así que cuando me preguntas qué tiene que hacer Chile Vamos, yo tendería y dejaría que Lavín desplegara su estrategia, no lo entorpecería, porque sabría que es una estrategia que tiene una cierta racionalidad y el día de mañana, puede que sea útil incluso para la propia UDI. En cambio si yo soy José Antonio Kast o Andrés Allamand ya se sabe cuál es mi estrategia, yo sé que voy a perder en abril, pero me quiero posicionar como líder de una minoría relativamente grande.
Cristóbal Bellolio, doctor en Filosofía Política
Chile Vamos enfrenta un momento complejo, pero corto. La diversidad de opciones frente al plebiscito de abril genera tensión y esto sólo irá en aumento, por otro lado el post plebiscito y el ciclo electoral intenso de los próximos 18 meses lo obligan a cuidar la unidad. Al final del día en Chile Vamos las diferencias no son de principios, sino más bien de personalidades.

Así que la receta es fortalecer la institucionalidad interna. El trabajo coordinado de los partidos facilita el diálogo y la coordinación. Tampoco hay que dramatizar las diferencias, que son en parte lo que justifica que sean varios los partidos y no solo uno, como si todos pensaran igual. Los límites de esta legítima diferenciación son el ánimo de trabajar juntos.
Gonzalo Müller, director del Centro de Políticas Públicas UDD
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