Los incendios forestales que se han registrado este año, y que han consumido casi 458 mil hectáreas desde que se iniciaron hace tres semanas, no sólo han abierto la "urgencia" de enfrentar la catástrofe, sino que también una serie de debates asociado a las medidas que tanto el sector público como el privado deben tomar en materia de prevención y gestión.
Uno de esos debates apunta directamente a
la industria forestal y a los monocultivos, esto es, plantaciones de gran extensión de un mismo tipo de especies. En el caso de las plantaciones agrícolas, se puede encontrar de paltos, nueces, naranjos, y en el sector forestal, generalmente se utilizan especies de rápido crecimiento, entre ellas el
pino radiata y el eucaliptus globulus.
Actualmente, las plantaciones forestales cubren una superficie aproximada de 3,11 millones de hectáreas, equivalentes al 17,27% del total de bosques de Chile, según la actualización del Catastro de los Recursos Vegetacionales Nativos de Chile (2021) de la Corporación Nacional Forestal (Conaf).
Aproximadamente el 60% de dicha superficie corresponde a pino radiata, el 33% a especies del género eucalipto y el resto a otras especies, tales como, átriplex, tamarugo y pino oregón. Las plantaciones se encuentran localizadas principalmente entre las regiones de O’Higgins y Los Lagos.
El debate abierto por el Gobierno
El pasado 10 de febrero, el Presidente Gabriel Boric, desplegado por esos días en el Ñuble, planteó la necesidad de que exista una "regulación distinta" de la industria forestal, a propósito de algunas voces que ya apuntaban a una "responsabilidad" de la industria en la catástrofe, precisamente por las plantaciones de monocultivo.
El tema generó molestia en el empresariado; luego se habló de un "pacto" entre el sector público y privado para enfrentar los incendios, pero otros debates, como la opción de un "royalty" para la industria forestal -opción desechada por la ministra del Interior, Carolina Tohá-, parecieron desdibujar la idea. Lo que sí quedó en el inconsciente, es una suerte de "tensión" entre los sectores y las dudas sobre el "rol" que realmente jugarían los monocultivos en los incendios.
El debate, de todas formas, no es nuevo. El informe que evacuó la comisión investigadora tras los incendios de 2017 (tormenta de fuego), también alertó sobre estas plantaciones, como "un fenómeno que podría sumarse al conjunto de variables que intensifican los mega incendios". Según señala el documento, "la situación estructural de las plantaciones forestales en el país, caracterizadas por extensas superficies continuas de Pinus radiata y especies del género Eucaliptus, están generalmente constituidas por masas jóvenes, homogéneas y con muy poco o nulo manejo u ordenamiento silvicultural preventivo, condición que posibilita un aumento de combustibilidad".
En conversación con Emol, expertos abordan las dudas sobre los monocultivos y la presunta "injerencia" que éstos tendrían cuando se generan grandes incendios forestales como los que nuevamente enfrenta el país.
¿Los monocultivos se queman más rápido?
Ariel Muñoz, ingeniero forestal y miembro de Acción Climática de la PUCV, sostiene que "los monocultivos agrícolas son especies bien cuidadas que reciben mucho riesgo y por lo general no generan este impacto tan grande como 'polvorín', como sí lo hacen las plantaciones forestales. Pero además, las especies que se han elegido para cultivar en Chile, como el pino radiata y el eucaliptus, en sus ecosistemas naturales dependen del fuego, dependen de que ocurran incendios".
Esto, comenta, porque "las plantas han evolucionado para regenerarse después de fuego, y esto es algo que no sucede en el caso del bosque nativo de Chile. Entonces, efectivamente tenemos este problema, de basar nuestra industria forestal en árboles que crecen muy rápido, que consumen mucha agua, y con mucha densidad, que inciden en la inflamabilidad del paisaje".
Otro de las características de los monocultivos es la "homogeneidad del paisaje", lo que a juicio de Horacio Gilabert, miembro de Cambio Global de la UC, "tiene bastante asidero, puesto que hay una gran cantidad de especialistas que señalan que hay que hacer un paisaje más heterogéneo, porque esto favorecería la propagación de los incendios".
¿Es más difícil recuperar el suelo de un terreno donde había monocultivo?
Gilabert señala que el impacto en el suelo se debe evaluar según el caso. "El suelo es un recurso que evoluciona muy lentamente, y efectivamente donde hay pinos o eucaliptus no hay mucha diversidad, pero eso no tiene que ver sólo con el monocultivo, sino que también con el tipo de terreno donde se estableció la plantación".
Por su parte, Carolina Álvarez, académica del Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales de la Universidad de O'Higgins, plantea que el monocultivo sí afecta el suelo, "porque pese a que exista una cubierta vegetal -que es mejor a que esté desprovisto de vegetación y se erosione-, en el caso de los monocultivos forestales, cuando cosechan grandes hectáreas, la 'tala rasa' saca absolutamente todo y eso genera un problema de pérdida de suelo y lo deja desprotegido, lo que puede generar erosión",
"Luego, cuando vuelven a plantar, deben pasar un par de años para que las raíces crezca y se desarrollen lo suficiente para que vuelvan a tener ese efecto protector en el suelo", complementa la académica.
Álvarez plantea que una vez que ocurre un incendio, se desconoce si hay diferencias en el estado del suelo si se compara un bosque nativo con un monocultivo, pero subraya que "a mi parecer, hay que considerar que el fuego tiene como efecto la volatilización de los elementos minerales que generalmente están en el suelo".
¿El pino y eucaliptus secan las napas subterráneas?, ¿cuál es el efecto específico de estas especies?
La académica de la UOH sostiene que "más que la falta de agua, la generación de los incendios tiene que ver con la alta acumulación de material combustible, ya sean partículas de pino, desechos que quedaron de la cosecha y que no se incorporan al suelo como materia orgánica".
De todas formas, recalca que efectivamente estas plantaciones monocultivo consumen más agua, "ahora, si se secaron las napas o no, eso obviamente depende de las condiciones geográficas de cada lugar, pero de que consumen más agua, es real. Las plantaciones están a mucha densidad (muchos árboles por una unidad de superficie) y crecen muy rápido".
Imagen aérea de una plantación forestal tras un incendio, en el sector Colico de la comuna de Santa Juana, región del Biobío. Foto: EFE.
¿Se entrega un subsidio a las forestales por la reforestación de suelos degradados (Decreto de Ley 701)?
Álvarez señala que efectivamente el Decreto de Ley (D.L.) 701 está vigente, sin embargo, desde 2012 "es el subsidio a las plantaciones". En efecto, el dicho decreto nació en 1974 con el fin de impulsar el desarrollo forestal en Chile, con una serie de incentivos asociados a dicha actividad, entre ellas, la forestación y estabilización de suelos de aptitud forestal y bonificación y beneficios tributarios para realizar actividades de administración y manejo de bosques plantados en terrenos de aptitud forestal.
Posteriormente, en el año 1998 se dicta la ley N° 19.561 que modifica el D.L. Nº 701, a través del cual se incentiva la forestación de pequeños propietarios y de suelos frágiles y degradados y las prácticas de recuperación de suelos.
Dicha modificación legal incorpora dos tipos de incentivos: bonificación a pequeños propietarios para realizar actividades de forestación y manejo de bosques plantados en suelos de aptitud preferentemente forestal y bonificación para realizar actividades de forestación, recuperación de suelos y/o estabilización de dunas en suelos frágiles, ñadis o en proceso de desertificación, en suelos degradados, o en suelos degradados con pendientes superiores al 100%.
Sin embargo, el 31 de Diciembre de 2012 expiró la vigencia del sistema de incentivos que contempla el artículo 12º del D.L. 701, razón por la cual las forestaciones y otras actividades bonificables que se realicen a partir del 1° de enero de 2013 no serán susceptibles de bonificarse, de acuerdo a la normativa actualmente vigente.
La académica plantea que, a su juicio, "los efectos que causó ese decreto fueron graves para el ecosistema, porque en el fondo, fue promover el reemplazo de bosques nativos por plantaciones forestales".
En relación a estos monocultivos, ¿son las empresas forestales responsables de parte del problema de los incendios?
A juicio de Álvarez "sí son parte del problema, porque hay grandes superficies que son muy homogéneas y a la larga, sí perturban el medio ambiente. Esto es más personal, pero una plantación no es un bosque propiamente tal, no tiene los mismos ciclos de vida y dinámicas que un bosque nativo. Bajo ningún concepto digo que ya no tengan que existir, pero tiene que haber algún tipo de regulación".
Por su parte, Gilabert reflexiona que "hay empresas forestales con malas prácticas pero otras que tienen muy buenas prácticas y que han enmendado errores pasados, tratando de hacerse cargo de estas críticas, porque el modelo forestal es relativamente antiguo. De hecho, la empresa forestal que conocimos hace 30 años es totalmente distinta a la empresa que tienes hoy día, con otras dimensiones. Yo diría que sí y no".
¿Qué medidas "urgentes" y otras a mediano y largo plazo deberían tomar las forestales y el Estado frente a los monocultivos?
Uno de los primeros factores problemáticos que identifican los expertos apunta a la homogeneidad del paisaje. Gilabert sostiene que "hay que repensar un poco cómo se están planteando el negocio forestal en cuanto a la extensión de las plantaciones. Ahora, eso es algo complejo, puesto que abre una dificultad logística a las empresas, cuya operación es bastante grande".
Otro de los puntos, sostiene el investigador, es abordar cómo y dónde trabajar los cortafuegos, "puesto que cuando haces un cortafuego arrasas con todo lo que hay en el suelo, y ahí también hay pérdida".
Y, en tercer lugar, "es importante tener una cultura preventiva, y eso tiene directa relación con el manejo del material combustible; ver cómo hacer más resilientes nuestros bosques y plantaciones para manejar el combustible, con quemas de baja intensidad o cosechar parte del sotobosque. En temas de prevención estamos siempre al debe".
Por su parte, Muñoz señala que es importante "que las plantaciones forestales ingresen al sistema de evaluación de impacto ambiental, sin excepciones, porque son actividades que generan impacto en el ambiente y en las comunidades".
Agrega que "es clave tener una legislación más estricta respecto a la superficie que pueden cubrir estos monocultivos, porque generan paisajes muy inflamables, y por otro lado, alto consumo de agua, y no prestan los beneficios que uno esperaría respecto de temperatura, régimen hídrico o de al menos servir como un hábitat alternativos para la biodiversidad. Se requiere que estén en menos superficie y preferir plantaciones mixtas".
Por último, agrega que es momento de pensar en darle más protagonismo a "desarrollar una industria de nuestro propio bosque, para darle posibilidad de conservación en relación al manejo sustentable, no sólo a las áreas silvestres, sino que también son pequeños propietarios de bosque nativo, y no tengan que buscar siempre la alternativa de reemplazar estos bosques por actividades económicas que les sean más rentables a corto plazo".
¿Es posible decir que existe un "exceso" de plantaciones monocultivo en Chile?
Según reflexiona Álvarez, hay que mirar la historia para responder esta pregunta. "Desde el decreto de Ley 701, o básicamente desde la historia de Chile que se ha estado haciendo un reemplazo del bosque nativo, no sólo por plantaciones forestales sino que también para cultivo agrícola. Eso ha generado todos estos problemas, de pérdida de biodiversidad, afectación a los cursos de agua, entre otros impactos".
"Creo que no hay que pensar como que 'ahora' existe o no un exceso de monocultivos, después de todo nunca ha habido pinos o eucaliptus en nuestro país, esas son especies introducidas que nunca debieron haber estado, pero ya están acá", agrega.
La pregunta, a su juicio, es "cómo lo hacemos para que esta sea una actividad económica que trate de ser sustentable y esté un poco en línea con los cambios ambientales que se vienen. Los incendios los vamos a seguir teniendo, las condiciones ambientales que impulsan estos incendios van a seguir y ser peores, entonces la pregunta es cómo la industria le hace frente a eso, para que los siniestros no se propaguen de forma tan rápida y no tengan estas características de megaincendios que tienen ahora", cerró.