CABO CAÑAVERAL.- El primer explorador de asteroides de la NASA estaba regresando el viernes por las cercanías de nuestro planeta con el fin de usar la gravedad de la Tierra para impulsarse hacia una roca espacial denominada Bennu.
Lanzado hace un año, el Osiris-Rex tenía programado pasar a apenas unos 17.700 kilómetros del planeta durante la tarde de este viernes. La sonda espacial despegó en la punta de un cohete Atlas V para una misión de siete años: perseguir el enorme y oscuro asteroide inexplorado y regresar.
Si todo resulta de acuerdo a los planes de la agencia espacial estadounidense, Osiris-Rex debería alcanzar el pequeño asteroide el año que viene. En tanto, en 2020 tratará de posarse en su superficie para recoger pequeños trozos de la roca espacial ancestral antes de volver a la Tierra.
El material del asteroide Bennu podría poseer pistas sobre el origen de la vida, no sólo de nuestro planeta, sino potencialmente de otras partes del Sistema Solar.
El acercamiento cercano del viernes ocurrirá en los cielos de la Antártida, pero será un saludo rápido: la nave espacial acelerará y tomará una velocidad de aproximadamente 31 mil kilómetros por hora. La NASA ha tomado precauciones para asegurarse de que Osiris-Rex no se estrelle contra alguno de los satélites que se encuentran en torno al planeta.
Los telescopios terrestres, mientras tanto, tratarán de observar el paso del explorador espacial mientras se encuentra cerca.
Bennu está dándole vueltas al Sol en una órbita ligeramente más ancha que la de la Tierra. La sonda entrará en órbita alrededor del asteroide, donde buscará el mejor lugar antes de alcanzarlo y extraerle material rápidamente.
En total, la nave especial habrá recorrido más de 6.500 millones de kilómetros una vez que la misión concluya en 2023.
Anteriormente la NASA ha ido en busca de polvo de cometas y partículas de viento solar, pero nunca algo parecido a un asteroide. Es precisamente por esto que la misión de Osiris-Rex promete ser el hito cósmico de mayor importancia desde las piedras lunares que trajo Apollo.
Se cree que la roca de forma redonda, que tiene un diámetro estimado de 500 metros y es de mayor altura que el edificio Empire State, posee carbono de hace unos 4.500 millones de años, cuando comenzó el Sistema Solar.