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Científico chileno revela que el agujero en la capa de ozono podría cerrarse en este siglo

El académico de la Universidad de Santiago detalla que si bien este esfuerzo de la emisión de gases contribuye en reparar este daño en las próximas décadas, podría significar un aumento en la temperatura de la Antártida.

30 de Octubre de 2017 | 16:38 | DPA
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La Segunda (Archivo)
SANTIAGO.- Según los últimos análisis del científico chileno Raúl Cordero, se ha iniciado el proceso que culminará con el cierre del agujero de la capa de ozono, el que, si no se registra ninguna gran erupción volcánica, se completaría en la segunda mitad de este siglo.

"Aunque aún tardará varias décadas en completarse, podríamos estar observando el inicio del cierre del agujero de ozono", declaró Cordero tras analizar las mediciones de esta última temporada efectuadas en el periodo de mayor intensidad del fenómeno, entre el 7 de septiembre y el 13 de octubre pasado.

La extensión promedio del agujero durante ese periodo este año fue de 17 millones de kilómetros cuadrados y, aunque se trata de una superficie similar a la de toda América del Sur, es la cifra más baja desde el año 2002, explicó el científico.

Cordero, líder del Grupo de Investigación Antártica de la Universidad de Santiago, utilizó información de la NASA y datos generados por las estaciones que posee el centro de estudios sobre el terreno. Al año, la extensión del agujero presenta variaciones relacionadas con patrones meteorológicos, pero los datos de la última década muestran una tendencia a la baja, añadió.

"Nuestras previsiones indican que de no mediar una erupción volcánica catastrófica, el cierre del agujero de ozono podría producirse en la segunda mitad de este siglo", sostuvo Cordero. Se trata de una disminución significativa en la concentración de ozono en la estratósfera que se da entre agosto y noviembre de cada año.

El científico destaca que esto no es un fenómeno natural, sino que fue generado por el ser humano, mediante la emisión de compuestos químicos como los clorofluorocarbonos (CFC), que fueron regulados por el Protocolo de Montreal, a través del que se obligó a los países a sustituir este tipo de elementos dañinos para la capa de ozono.

Aunque la disminución del agujero es positiva, Cordero advirtió que su cierre podría tener, paradójicamente, consecuencias secundarias negativas para la Antártica: "Al tratarse de un gas de efecto invernadero, el aumento del ozono [al cerrarse el agujero] podría acelerar el calentamiento en la Antártica".
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