Universidad de Illiniois y Sergio de la Rosa
MADRID.- Científicos han logrado revelar la historia del último año de vida de un perezoso gigante, extinto hace unos 27.000 años, gracias a uno de sus dientes.
En 2014, unos buzos encontraron algunos de los restos de este animal, partes de un diente, húmero y fémur, mientras buscaban antiguos artefactos mayas en el agua, en Cara Blanca, Belice.
Aunque parcialmente fosilizado, el diente aún tenía suficiente tejido inalterado para un análisis estable de isótopos de carbono y oxígeno, que proporcionó pistas sobre lo que comía el perezoso en el último año de su vida. Esto, a su vez, reveló mucho sobre el clima local y el medio ambiente de la región en ese momento. Los hallazgos, que se revelan en la revista 'Science Advances', ayudarán a estudiar fósiles similares en el futuro, según afirman los investigadores.
"Comenzamos nuestro estudio con la esperanza de entender mejor
el paisaje en el que se extinguieron los grandes mamíferos y surgieron seres humanos en el centro de Belice -relata el estudiante graduado de la Universidad de Illinois,
Jean T. Larmon, quien dirigió la investigación con los profesores de Antropología de la Universidad de Michigan Lisa Lucero y Stanley Ambrose-. En el proceso, descubrimos qué parte del diente había mantenido mejor su integridad para el análisis. Y
refinamos métodos para estudiar especímenes similares en el futuro".
Los nuevos hallazgos "se suman a la evidencia de que muchos factores, además de un clima cambiante, contribuyeron a la extinción de la megafauna en las Américas", afirma Lucero, quien estudia a los antiguos mayas del centro de Belice. "Uno de esos factores potenciales es la llegada de humanos a la escena hace 12.000 a 13.000 años", agrega.
Los dientes de perezosos gigantes como el encontrado en Belice, 'Eremotherium laurillardi', difieren de los de otros mamíferos grandes, como los mamuts, que se extinguieron entre hace 14.000 y 10.000 años, según Larmon. "Los dientes de perezosos gigantes no tienen esmalte, la capa externa dura de los dientes humanos y de algunos animales que se puede analizar para aprender sobre su dieta", señala.
Otros factores han limitado la capacidad de los científicos para estudiar los dientes de perezosos antiguos. La mayoría están fosilizados, con minerales que reemplazan gran parte o todo el tejido y el hueso original. Mediante el uso de la microscopía de catodoluminiscencia, una técnica que hace que los minerales brillen y puedan detectar el grado de mineralización en los fósiles, los investigadores descubrieron que un tipo de tejido dental, la ortodentina densa, estaba prácticamente intacto.
Larmon perforó 20 muestras de ortodentina para el análisis isotópico a lo largo del fragmento de diente de diez centímetros de longitud, que abarca más de un año de crecimiento dental. "Esto nos permitió rastrear los cambios mensuales y estacionales en la dieta y el clima de los perezosos por primera vez, y también seleccionar la mejor parte del diente para una datación fiable de radiocarbono", dice Ambrose.
El análisis isotópico reveló que el perezoso gigante vivió una larga estación seca, que duró alrededor de siete meses, intercalada entre dos cortas estaciones de lluvia. También puso de manifiesto que la criatura vivía en una
sabana,
en lugar de en un bosque, y consumía una variedad de plantas que diferían entre las estaciones húmedas y secas.
"Pudimos ver que esta enorme criatura social podía adaptarse con bastante facilidad al clima seco, cambiando su subsistencia a confiar en lo que estaba más disponible o aceptable", apunta Larmon. "Esto apoya la idea de que los perezosos tenían una dieta diversa -agrega Lucero-. Eso ayuda a explicar por qué estaban tan extendidos y por qué duraron tanto. Es probable que sean muy adaptables".