El 12 de mayo, una noticia generaba preocupación: una decena de centros de salud privados comenzaban a limitar la realización de exámenes de PCR por una escasez de insumos. Se trataba, adujeron los recintos, a un problema global: por el aumento en la demanda por estos test, se generó una falta en los materiales para dos de las tres etapas del proceso de PCR. Uno de ellos es el kit de extracción, que separa el ARN del virus para que luego se pueda amplificar y estudiar.
Esa es una de las dificultades que el laboratorio ELSA de Integramédica, parte de Bupa, ha buscado superar. "Hubo un momento en que estuvimos muy complicados con esto", explica a Emol Marcela Henríquez, directora técnica del recinto, que procesa todas las muestras de la red Integramédica y de la Clínica Bupa. Desde entonces, la doctora en Ciencias Médicas y todo su equipo han estado abocados a encontrar una solución.
Hace poco, dice, llegaron a ella. "Validamos una técnica de PCR sin extracción de ARN, que está basada en protocolos que se han probado en otras partes del mundo, pero que está ajustada para la realidad local. Fuimos los primeros en el mundo que fuimos capaces de validar el uso de esta técnica con el éxito que obtuvimos", explica. Hasta el momento, no existe ninguna publicación que se atribuya este logro. Ellos, en tanto, están en proceso de publicarla en una revista científica, donde está siendo revisada por pares.
La clave de la técnica está en que elimina del proceso la segunda etapa, la de extracción, pasando directamente de la toma de muestra nasofaríngea a la amplificación del ARN. En cambio, lo que se hace es reemplazarla por la inactivación de los "inhibidores de PCR" para "disponibilizar el material genético para que actúe la enzima que amplifica". En la práctica, este cambio permite acortar el proceso de cinco a tres horas, lo que implica una reducción de un 40% del tiempo total de procesamiento.
Para validar la teoría, el laboratorio realizó un experimento que incluyó el análisis de más de 300 muestras clínicas. Al comparar los resultados con los obtenidos por la técnica de PCR original, lograron 100% de concordancia. "Después hemos seguido corriendo control de calidad en paralelo, para ver si esa concordancia se mantiene en el tiempo, y se ha mantenido, por lo que estamos súper seguros de que la eficacia de este protocolo sin extracción de RNA, en las condiciones en que nosotros lo usamos en el laboratorio, es absolutamente equivalente a la técnica estándar", afirma.
Una técnica replicable
Lo que desarrolló el equipo de ELSA no es la primera solución que surge para eliminar la extracción de RNA, pero sí es una opción que se ajusta más a las necesidades nacionales, asegura la investigadora. "Todas las que han salido son soluciones comerciales que están muy por sobre el costo que puede asumir un laboratorio en Chile, por lo que en la práctica no se podrían implementar. En cambio, la solución que tenemos nosotros es de súper bajo costo", asegura.
Ese es uno de los puntos de esta técnica que Henríquez destaca: es una que se puede aplicar en más laboratorios. Además representa una doble ventaja: es "más eficiente", en términos de la duración total del proceso, y "ocupa menos materiales", prescindiendo además del insumo que ha generado problemas de abastecimiento. Por eso, dice, tienen la intención de "comunicar el protocolo".
"Estamos súper seguros de que la eficacia de este protocolo sin extracción de RNA, en las condiciones en que nosotros lo usamos en el laboratorio, es absolutamente equivalente a la técnica estándar"
Marcela Henríquez
"La implementación está al alcance de todo el laboratorio que quiera, lo que pasa es que tendría que ajustar sus protocolos. Nosotros estaríamos encantados de compartir los detalles, de ayudar a la validación de proyectos propios. Sentimos que lo que hemos hecho es una lucecita de esperanza de que efectivamente se pueden optimizar técnicas como esta en los distintos laboratorios, a lo mejor no la misma que tenemos nosotros, pero a lo mejor alguna relacionada", opina.
En ese sentido, el equipo envió la documentación que avala la "equivalencia" de las dos técnicas —la estándar y la modificada— al Instituto de Salud Pública. "El ISP tiene conocimiento y no tiene observaciones con respecto a nuestro protocolo de validación, por lo tanto podemos seguir en ese rumbo", asegura la directora técnica del laboratorio. Desde el ISP, explican que la única técnica validada por la entidad es la original, pero que las modificaciones eventuales que pueda hacer cada laboratorio son responsabilidad de la persona que esté a cargo.
El cambio implica que la capacidad de procesamiento de la red de Integramédica y Bupa puede crecer significativamente en las próximas semanas. Si hoy el laboratorio informa cerca de 1.500 muestras diarias —cerca de un 10% del total nacional—, calculan que para fines de junio podría llegar a 4 mil exámenes al día. Para eso están trabajando en capacitar el personal, debido a que quienes ejecutan la técnica "tienen que saber biología molecular".
Henríquez hace una analogía simple y explica que el funcionamiento de un laboratorio no es demasiado distinto del de una panadería: el número de panes que salen horneados dependen de la cantidad de hornos, pero también de la proporción de panes crudos que entren. En ese sentido, es clara en señalar que la nueva técnica no necesariamente se traduce en una respuesta más rápida para los pacientes, sobre todo si las muestras siguen aumentando, aunque representa, al menos, una posibilidad de "ir descolapsando el sistema".