Cuando no tenía celular ni internet, Tomás Verdejo (27) arrendaba películas en VHS y se iba con sus amigos a la casa de su papá, un afortunado que tenía TV cable, para ver MTV. Es que a pesar de que todo Chile relaciona su rostro al de Martín, uno de los hijos de los Herrera en la serie “Los 80”, este joven fue profundamente marcado por la década de los ‘90.
Hablamos de la época en que Claudia Schiffer y Cindy Crawford eran los ideales de belleza, cuando los niños se quedaban despiertos hasta tarde los viernes, para ver en la tele “Video Loco” y luego “Los Simpson”, los años en que Cecilia Bolocco salía con Kike Morandé y en las calles, la moda de “Adrenalina” se mezclaba con las pintas de los raperos y grunge nacionales.
“Ahora también hay cierta simpleza, pero antes las cosas eran más cercanas, más de afecto. Nos juntábamos a jugar a la pelota en la calle, a escuchar música en la casa de un amigo. Si querías saber de mí, me tenías que ir a ver. Era como debe ser”, comenta este actor, quien apenas terminada la escuela de teatro dice haber tenido la suerte de ser parte de la premiada serie de Canal 13.
De los ’80, se acuerda de su Atari, de la inmensa biblioteca de cassettes que tenía su hermano mayor y de los papeles murales de las casas, casi todos con flores y tonos pasteles. Pero casi todos sus recuerdos más lúcidos están en la última década del siglo XX, de la que destaca a sus primeros amores -tiene fama de apasionado y se cuenta que incluso se fue a vivir con una polola cuando iba en el colegio-, la variada música que le cambió la vida y hasta el partido de Colo Colo en la Copa Libertadores ese 1991.
-¿Groso o bacán?
“Bacán. Yo prefiero los años 90. Es la época que me marcó, cuando me pasaron todas las cosas. Fui al colegio, conocí a mis amigos de toda la vida, a mi primera polola, vivía en un balneario que era más pueblo... En Viña, siempre se organizaban competencias de autos que se llamaban ‘Jeep Fun Race’, y para mí eran lo máximo. Yo quería ser piloto, ser el Eliseo Salazar del barro”.
-¿Eras grunge, rapero o estilo “Beberly Hills 90210”?
“Era medio hippie. Mi familia vivía muy cerca de la playa, así que éramos muy relajados para todo y nunca tuve una moda ni nada. Eran poleras y pantalones con hoyos y chalas todo el día, o mis zapatillas Converse. Era como un grunge de costa. Me acuerdo de los (bototos) Caterpillar. Un día llegó un compañero con un par a la clase y lo miramos... ‘Están buenos, huevón’. Dos semanas después, todos con Caterpillar. Y las mujeres usaban estas zapatillas con plataforma, las Donors. La moda de los ‘80 es una mezcla de todo, una moda casi prostituida, pero en los ‘90 era puro mal gusto, con esas camisas del ‘Príncipe del rap’ con estampados raros”.
-¿Tu primer compact disc?
“’Bleach’, de Nirvana. Lo tengo intacto hasta hoy. Mi papá tenía un reproductor para escuchar cd, así que yo invitaba a mis amigos a escuchar los discos ahí y sonaban increíble. Aunque mi hermano defendía siempre los cassettes.
“Esperaba los ‘Unplugged’ del MTV y los grababa, eran notables. Veíamos en Seattle lo que pasaba con los grupos de grunge y acá, con Los Tres, Lucybell, La Ley, había buen material con buena música. En las fiestas escuchaba Los Pericos, Los Auténticos Decadentes, Los Fabulosos Cadillacs, Los Tetas, Tiro de Gracia... Si no te sabías sus canciones era ¡qué onda! Le tengo cariño a esa época porque pasaban muchas cosas, había muchos estímulos por todos lados”.
-Si te pidieran ayuda para hacer una serie de los años ’90, ¿qué no podría faltar?
“El grunge, Colo Colo campeón de la Copa Libertadores... Lo tengo grabado y me acuerdo de todo el partido, cuando Coca Mendoza se fracturó el brazo y yo lloraba, pensando que se había acabado todo. También debería estar Bam Bam Zamorano jugando en España y todos aquí pegados, viendo al Real Madrid como fans absolutos. Eliseo Salazar sacándose la cresta en el auto, el vhs, el cable, internet y los primeros celulares. En mi colegio, el primero que tuvo fue un poco discriminado. Renegábamos de la tecnología y de todo lo que venía, porque nos era ajeno, pero después todos salimos con celular”.
-¿Te acuerdas de la primera vez que te metiste a internet?
“Perfectamente. Estaba con mi amigo del colegio, Javier Meneses, y en mi casa habían comprado un computador nuevo. Él me dijo que lo podía conectar al teléfono y que tenía una clave para meterse. Lo hicimos y empezó ese ruido que hacía cuando empezaba a conectarse (imita el ruido de un módem telefónico), y mi mamá ‘¿qué pasa con el teléfono que no puedo hablar?’ ‘No, mamá, si lo estoy arreglando’, le decía yo. Y mientras, la página iba lento y por pedazos apareciendo en la pantalla. La primera página a la que me metí fue a la de Green Day. Quería guardar e imprimir todas las fotos que veía, como si todo fuera a desaparecer después. La cuenta del teléfono salió como 40 lucas”.
-¿ICQ o MSN?
“ICQ, todo el rato. Aunque me acuerdo que ocupaba el IRC, que tenía canales, y yo me metía al de Viña: ‘canal Reñaca’, donde te encontrabas con gente y era rarísimo, no entendías para qué era, pero hablabas mucho. Me acuerdo que una vez invitamos a unas minas por chat a la casa y llegaron como veinte locas, todas muy raras, medias brígidas. Carretiamos con ellas y nunca más las vimos. Al otro día nos despertamos y nos dimos cuenta que habían desaparecido unos bolsos de mis amigos y unas joyas de mi mamá.
-¿Fue tu primera ciber-cita?
“Fue en grupo, porque me daba vergüenza y lo encontraba medio penoso”.
-¿Quién fue la mujer de tus sueños de la época? ¿Pamela Anderson?
“No, ¿te acuerdas de Buffy, la Casavampiros? Sarah Michelle Gellar. Yo bajaba fotos de ella, era la mujer de mi vida... Y quizás lo pudo haber sido (sonríe). Me acuerdo que después conocí a una niña que se parecía a ella y yo me enamoré. Pololeamos un tiempo y fuimos amigos después, no hubo mucha onda”.
-¿Ella fue la polola con la que viviste cuando chico?
“No, mucho antes. Esta era la época de las fiestas, donde uno estaba muerto de susto y no te atrevías a acercarte. Mirabas tres horas a la mina que te gusta en la discoteque, mientras pensabas si ir o no ir donde ella, hasta que se iba con otro y llegabas derrotado a tu casa, a escuchar Radiohead o ‘Don’t speak’ de No Doubt.
-¿Pero es cierto que eres muy apasionado y que incluso, cuando ibas en el colegio, una polola se fue a vivir contigo a tu casa?
“Pero como todo el mundo no más. Lo que pasa es que mi vieja es súper moderna, así que cuando me puse a polololear nunca me puso problemas; al segundo día ya me decía que me cuidara. Así que siempre fue lo más cotidiano del mundo llevar a dormir a la polola de la época a la casa y que se quedara un buen tiempo. Mi mamá hacía hasta el desayuno.
“Ella vivió cerca de un año conmigo, pero ya más grandes, como a los 22... Pero nunca más vivo con alguien, por lo menos ahora. Con ella era compañero de la escuela, me despertaba con ella, trabajaba con ella, me enojaba con ella, discutía con ella, me devolvía para la casa con ella y me acostaba con ella. Eso fue un poco agotador. Pero no es que conozca a alguien y me la lleve a vivir a la casa. He tenido pocos tiempos soltero y siempre con pololeos largos. Ahora vivo solo, pero llevo un año pololeando”.
-¿Cuál es tu vicio privado?
“Estoy lleno de vicios. Me gusta mucho el café. Lo colecciono en mi casa y tengo tres cafeteras distintas. Casi que cato café en vez de vino. Además, fumo mucho. Siempre he dicho que lo voy a dejar a los 30, pero me gusta fumar, compartir un cigarro o solo en la noche”.