Se pasa mal. El mal humor reina en el hogar. No hay comunicación y la contención del uno hacia el otro es nula. Claro, nadie se muere de amor, pero pasarlo mal todos los días, no es vida.
Y si la relación es nociva, ¿por qué se permanece indolente e insistiendo en que todo puede mejorar?
“Hay varias razones por las cuales nos hacemos ‘adictas’ a este tipo relaciones. La más común es porque existe una historia familiar similar que estoy perpetuando con mis relaciones de pareja”, explica Francisca Villarroel, psicoterapeuta transpersonal (franciscavillarroel@gmail.com)
Pero además, señala, está la baja autoestima que influirá directamente en este “aguantar” una relación de pareja nociva. “En esa situación se vuelve difícil visualizar que no tengo por que conformarme con lo que estoy viviendo. Al contrario, siento que esa es la única realidad que existe para mí, que no tengo derecho a ser feliz y menos aún a desarrollarme como persona integral”.
Una mirada complementaria es la que expone María Josefina Honorato, psicóloga y directora del Centro Psicológico Reverie .
“Se suele culpar al otro, ‘es que él es insensible’, ‘no me escucha’, ‘no le importo’, lo cual muchas veces es verdad, pero el asunto es que no nos detenemos a pensar ¿por qué me quedo con una pareja así?”.
Subraya que esa es la pregunta que se debe hacer y responder con honestidad. “Quienes se quedan en estas relaciones tienden a engañarse diciendo cosas como: ‘pero es buen papá’, ‘igual se preocupa de mi’. No digo que estas cosas no sean ciertas, pero claramente si calificamos una relación de ‘tóxica’ es porque los elementos negativos superan a los positivos”, revela.
En ese sentido, reflexiona, que no se reacciona, porque en parte no se quiere, ya que existiría un gran terror al cambio y lo desconocido.
Escalada de violencia
Se puede llegar a tal punto que los integrantes de la pareja comienzan a "morir". Se aíslan, se abandonan y a veces, comienza una escalada de violencia psicológica y no pocas veces, física.
Como consecuencia, “me muero dentro de una relación, pierdo mi derecho a decidir y a vivir, entonces todos los aspectos de mi vida quedan relegados a la otra persona, es como desperdiciar todos los regalos que me dio la vida por permanecer una situación que no me permite crecer”, puntualiza Francisca Villarroel.
Es decir, este círculo vicioso quiebra el amor propio. “Se puede llegar fácilmente a caer en depresiones y otros trastornos como las adicciones en la búsqueda de algún tipo de bienestar”, explica María Josefina Honorato.
Entonces se pierde la esperanza, “porque existe la creencia de que no se es ‘suficientemente buena’, para tener una pareja amorosa al lado y que lo que ocurre es por culpa mía”, acota la psicóloga transpersonal.
Este aspecto, enfatiza, si queda sin trabajar es muy difícil que se pueda salir de una relación de este tipo o bien redefinir un nuevo tipo de relación con mi pareja actual.
¿Cómo reaccionar?
Si bien toda relación tiene sus altos y bajos, la situación se vuelve preocupante cuando existen importantes conflictos internos en las personas que integran la relación, porque según las expertas así nada funcionará. Por tanto, el primer paso será resolverlos.
Luego, para desintoxicarse, la directora del Centro Psicológico Reverie, propone cuestionar un poco los reales motivos por los que estamos con esa persona y desempolvar cómo se quiere vivir el amor.
“El problema es que muchas veces esto se tiene muy claro, pero por algún motivo no nos podemos salir de esta relación tan dañina. Es ahí donde tenemos que mirar y ver las reales razones que nos hacen estar en esta situación y ahí tendremos entonces más chance y tomar un camino sano”.
Algo similar recomienda Francisca Villarroel al llamar a definir en conciencia un sentido y un camino de vida, porque solo así se tendrán relaciones sanas y acorde a lo que queremos.
“Asimismo, es imprescindible definir límites con las parejas desde un inicio, plantear las propias necesidades, comunicarlas y saber qué es lo que quiero en una relación, lo que evitará que la convivencia llegue a extremos intolerantes y lo único que nos aportará es sufrimiento”.
En ese sentido, anima a desarrollar el amor propio, identificando cuáles son nuestras fortalezas y empoderarse del valor real que se tiene. Hacerlo, dice, es una tarea individual y vital para no caer en ninguna dependencia.