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Ponen en duda eficacia y seguridad de inyecciones para agrandar el Punto G femenino

El procedimiento se denomina G-Shot y consiste en introducir ácido hialurónico en la delicada área para que su tamaño aumente, haciendo que la mujer disfrute más su vida sexual.

08 de Febrero de 2013 | 16:20 | Emol
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Al hablar de sexualidad femenina, un tema que no puede quedar a un lado es el relacionado con el renombrado Punto G, una zona que estaría ubicada en la pared interior frontal de la vagina y que, al ser estimulada, produciría mucho placer y múltiples orgasmos en la mujer.

Su nombre se debe a Ernst Gräfenberg, un ginecólogo alemán que fue el primero en plantear su existencia en la década de 1950. De ahí en adelante, diversos especialistas han tratado por todos los medios de determinar si el Punto G es mito o realidad, como Adam Ostrzenski, médico del Instituto de Ginecología de de St. Petersburg (Florida), quien el año pasado aseguró haberlo encontrado luego de examinar la vagina del cadáver de una mujer de 83 años.

Convencido a ojos cerrados de la existencia de tan especial área, en 2002 el famoso ginecólogo de Beverly Hills David Matlock -quien dice ser el "pionero de la cirugía plástica en los genitales femeninos"-, lanzó al mercado el denominado G-Shot, un procedimiento que -según se explica en la página G-Spot Amplification- es "simple, no quirúrgico, administrado por un médico, que puede temporalmente aumentar el Punto Gräfenberg (Punto G) en mujeres sexualmente activas con funciones sexuales normales".

¿Cómo se realiza el procedimiento? De acuerdo a lo que señala el sitio web, todo dura menos de 30 minutos, en los cuales el supuesto Punto G de la paciente es anestesiado, para luego inyectarle ácido hialurónico de alto peso molecular. Como resultado, el Punto G se agranda tanto en su ancho como en su alto.

"A las cuatros horas usted puede reanudar su actividad sexual normal. Los resultados pueden durar hasta cuatro meses", se asegura en el portal.

El G-Shot es aplicado por muchísimos doctores en diversas ciudades de Estados Unidos, pero también en el resto del mundo, incluido Chile. Aquí, el médico que sabe cómo se realiza el procedimiento es el ginecólogo Jack Pardo, especialista en cirugía íntima femenina, quien estudió en Los Angeles con David Matlock.

¿Realmente funciona?

Indudablemente, el G-Shot se convierte en una alternativa muy llamativa para algunas mujeres, pero el problema es que su eficacia y seguridad ha sido puesta en duda por médicos e investigadores.

De hecho, el Colegio Americano de Ginecólogos y Obstetras ha dicho que el aumento del Punto G no es médicamente indicado, y que su seguridad y efectividad no ha sido documentada. Por su parte, otros especialistas han llegado a afirmar que la inyección de ácido hialurónico en una parte tan sensible de la anatomía femenina, puede llegar a dañar a las mujeres y sus respuestas sexuales.

Es el caso de Paul Banwell, miembro de la Asociación Británica de Cirujanos Plásticos Estéticos, quien aseguró al "Daily Mail" que "no se puede aumentar el tamaño del punto simplemente inyectando un relleno (…) Es un mito y no tiene ningún sentido". Por esto, el especialista sostuvo que no ofrece el procedimiento ni lo respalda.

A juicio de Banwell, un aspecto preocupante del G-Shot es que a las pacientes se les aconseja regresar cada cuatro o seis meses para repetirlo. "Si hay inyecciones reiteradas en un área pequeña, los efectos pueden incluir cicatrices, alteraciones de la libido y menos sensibilidad (…) Esto tiene el potencial de ser catastrófico", afirmó.

Asimismo, el especialista sostuvo que lo que G-Shot realmente produce es un efecto placebo. "Las personas creen que funcionará, así que sí lo hace, pero la diferencia está en sus mentes, no en sus cuerpos", dijo.

Algo en lo que coincide Petra Boynton, psicóloga experta en sexualidad. "A las mujeres se les hace creer que este procedimiento va a ser un botón mágico que les permitirá que algo increíble les ocurra en su vida sexual, sin la vergüenza de tener una conversación con su pareja", indicó al periódico británico.

Por esto, su recomendación es hablar, leer un libro de auto-ayuda o incluso ver a un terapeuta sexual. "Es menos costoso (Matlock cobra alrededor de 740 mil pesos por aplicar la inyección), probablemente más efectivo y menos riesgoso", asegura.

Boynton también plantea como alternativa visitar una tienda de lencería en busca de ropa interior sexy. "Quizás tenga el mismo efecto, sea más barato y mucho menos doloroso", concluyó.
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