GAZA.- Para los jóvenes de Gaza tener el pelo ligeramente largo, peinado en punta con gomina o con un estilo "moderno" y "occidental" puede acabar en una detención policial y un rapado de la cabeza forzoso en la comisaría.
Al movimiento islamista Hamás, que gobierna en la franja palestina, tampoco le gustan los pantalones caídos, con ese nuevo estilo de los adolescentes en los que la ropa interior queda a la vista y que las autoridades consideran "indecente" y "contrario a la moral islámica".
El Centro Palestino de Derechos Humanos (PCHR) ha denunciado ante la Fiscalía General los ataques y detenciones arbitrarias de la Policía en los últimos días de varios jóvenes que, probablemente, solo pretendían ir a la moda o imitar a sus ídolos musicales.
Según esta ONG, varios de los arrestados fueron golpeados en comisaría y se les obligó a firmar un documento en el que se comprometían a no dejarse el pelo largo ni llevar "cortes de pelo extraños" ni pantalones con la cintura caída.
"Venía del trabajo cuando un policía me ordenó meterme en su jeep. Había otros doce jóvenes dentro y ninguno sabía la razón de su detención. Fuimos a la comisaría de Al Shujaiya. Uno de los detenidos fue golpeado por un policía y nos ordenaron colocarnos en una fila. Un policía empezó a cortar el pelo a uno. Yo fui el siguiente. Todos tenían los pantalones caídos", declaró uno de los afectados al PCHR.
La organización recordó que la "libertad personal está constitucionalmente garantizada bajo la Ley Básica palestina y no debe ser violada por las fuerzas de seguridad en relación al aspecto de los civiles" y afirmó que "golpear a detenidos puede suponer tortura", por lo que llamó a las autoridades a respetar los derechos humanos básicos.
El portavoz de la Policía de Hamás, Ayman Batniji, admitió en un comunicado que los agentes "pararon a hombres jóvenes por violar la moral general y las tradiciones" ya que estaban acusados de "molestar a mujeres jóvenes en la calle" e "imitar aspectos que contradicen los hábitos de la sociedad palestina".
Según él, las detenciones respondieron a quejas concretas y no forman parte de una campaña organizada para imponer determinadas normas de moral. Además, el portavoz negó que hubiera habido ningún maltrato y aseguró que las medidas policiales se limitan a "advertirles y guiarles sin violencia ni castigo".
Admitió, sin embargo, que después de "aconsejarles" les pedían que firmasen un compromiso para abstenerse de llevar vaqueros caídos y peinados acicalados. Testigos en la franja aseguran que en los últimos días ha aumentado la presencia policial cerca de colegios, universidades y mercados en Gaza para controlar el orden y detener a jóvenes que molestan o acosan a chicas en lugares públicos.
Pese a la negativa policial, el portavoz de Hamás en Gaza Ihab Al Ghusein sí había atribuido previamente en su página de Facebook las detenciones a una campaña destinada a "restaurar las leyes y tradiciones islámicas" que se denominaría "Mi buena moral es el secreto de mi éxito".
Entre otras cuestiones, la campaña considera que el pelo engominado y en punta "contradice el espíritu del islam". Mustafá Ibrahim, conocido activista de derechos humanos en Gaza, considera que "obligar a los jóvenes a firmar un compromiso en comisaría (sobre su aspecto) es totalmente ilegal y que las medidas recientes son una clara violación de la ley y de los asuntos privados" que tiene por objeto "imponer por la fuerza la visión islámica en el público".
Por su parte, Faisal Abu Shahla, diputado del movimiento al Fatah que encabeza el presidente palestino Mahmud Abás, denunció que las medidas impuestas por Hamás "violan la lógica de la democracia y las libertades públicas".
Incluso personalidades de Hamás, como el diputado Yahia Musa, que encabeza el Comité de Derechos Humanos del paralizado Consejo Legislativo Palestino, rechazaron el ataque policial contra la moda juvenil.
"Supone una violación de la libertad pública y es contraria a los derechos humanos", dijo Musa, Hamás lanzó el pasado año la campaña "Virtud Islámica", a tenor de ésta se toman medidas para actuar contra lo que consideran "indecencia" como, por ejemplo, que las tiendas y puestos de ropa exhiban ropa interior femenina o minifaldas y vestidos demasiado cortos o escotados.