Max Price es un niño inglés sano y feliz de un año de edad. Durante la mañana viste una camisa a cuadros roja y unos jeans oxidados, y juega con una moto de plástico en el living de su casa junto a sus padres.
Sin embargo, después de almuerzo ocurre una extraña transformación: Max va a su habitación y se pone un vestido azul decorado con flecos rosados que le llega hasta la rodilla. Agarra una muñeca, la sienta en un coche y la lleva a dar un paseo por la sala hasta que se sienta y pretende darle pecho. Más tarde organiza una improvisada fiesta de té.
Max cumple dos años a fines de febrero, vive en la ciudad sureña de Inglaterra de Walsall y está siendo criado bajo la técnica de "género neutro", que se basa en que los niños se vistan, jueguen y tengan actitudes de ambos sexos. "Los estereotipos de género pueden ser muy perjudiciales. Enseñan a los niños pequeños a ser agresivos y dominantes sobre las mujeres", dice su madre, Lisa, de 23 años.
Ellos ven como una "autoexpresión linda" el hecho de no estar preocupados si es que el pequeño decide pintarse las uñas en lugar de jugar fútbol. "Si Max quiere ponerse un tutú rosado y alas de hada, entonces puede hacerlo. Quiero enseñarle a ser lo que quiera ser, no quiero ponerlo en una determinada caja y tratarlo de esa manera", dice Lisa.
La psicóloga infantil Maribel Corcuera explica que la cultura postmoderna ha llevado a pérdida de contacto con la naturaleza y la vida por lo que ha planteado el "género neutro". Desde siempre se ha mostrado que hay hombres y mujeres con roles e identidades que median nuestro actuar en el mundo.
"¿Una mujer puede tener roles masculinos? Por supuesto. Pero los cumplirá femeninamente. ¿Un hombre puede tener roles femeninos? Por supuesto. Pero los llevará a cabo masculinamente. En ambos casos, la vida, la naturaleza y la biología plantea la condición de base sobre la cual la cultura puede modular los comportamientos, pero jamás definirlos. No existe un 'género neutro' en la naturaleza, es un constructo cultural postmoderno", explica la especialista.
Dentro de las libertades que tiene Max en su vida está el de escoger su propia ropa, siempre y cuando sea lo suficientemente abrigadora para el invierno.
Pero no todos logran entender esta técnica de enseñanza porque cuando ven lo que hace el pequeño Max, se sorprenden e irradian una cierta hostilidad.
Un nuevo estilo de crianza
Lisa es dueña de casa y dedica tiempo completo a criar a Max. Su disposición para formarlo de esta manera nació hace un año luego de ver cómo los padres les inculcan la violencia a sus hijos. "Ellos enseñan a los niños desde pequeños a ser agresivos y dominantes sobre las mujeres", argumenta.
Su decisión fue completamente apoyada por Martin, su marido, de 34 años. "Creo que él es más feminista que yo. Su mayor preocupación acerca de todo esto es por lo general 'Max no tiene calzado adecuado para ir con ese vestido'", revela Lisa.
Martin, por su parte, añade: "Mis padres me dijeron que yo jugaba con las muñecas de mi hermana cuando era niño y que no me molestaba. No veo por qué habría de molestarle a alguien".
"Espero que a Max no le hagan burlas cuando sea mayor. Estamos tratando de inculcar un sentido de confianza tal para que no le importe lo que piensen los demás", comenta su madre.
Ellos confirman que Max ha prosperado bajo el régimen de neutralidad de género, señalando que él es capaz de armar tres o cuatro frases juntas y casi ya no usa pañales.
"Criar a un niño/niña bajo esos parámetros no es darle flexibilidad como se cree. Es entrenarlo en un nuevo rol. Esto porque las conductas que los niños tendrán en el tiempo no son las que él elija como ingenuamente se cree, si no serán aquellas que su entorno vaya reforzando socialmente a través de sonrisas o el tiempo dedicado a tener determinadas conductas que el niño/a emite", comenta la psicóloga.
"El costo de esto es que ese niño cuando sea adolescente se verá conflictuado entre sus tendencias de atracción natural y aquello que fue moldeado a lo largo de su desarrollo. Esto se traduce en un adolescente permanentemente confundido y muchas veces escindido, puesto que por un lado se siente de una forma (que le es biológicamente natural) y por otro siente que debe actuar de acuerdo a la identidad que fue moldeada a lo largo de su niñez. Esta potencial inconsistencia generará en él confusión, angustia y sentimientos de insatisfacción y soledad profundos", agrega.