SANTIAGO.- Es una moda tan generalizada, que se puede ver en todas partes del mundo, desde las glamorosas calles de París, hasta los rincones más recónditos de Santiago. Hablamos de la práctica de vestir a los perros, pero no solo con capas para protegerlos del frío y la lluvia, sino que también con zapatos, lentes, vestidos, camisetas e incluso disfraces.
Puede ser considerado como algo original y una demostración de cariño del amo hacia su mascota, pero la verdad es que se trata de un hábito que podría dañar gravemente la salud del "mejor amigo del hombre". Esto porque en realidad los perros no necesitan más que su pelaje para sobrevivir.
Además, según describen diversos etólogos -personas que estudian el comportamiento psicológico de los animales-, lo que los humanos pueden entender como protección, ellos lo descifran como un claro signo de dominación.
"Hay perros que ven la ropa o los accesorios como zapatos, y se ponen muy nerviosos, algunos lloran y otros se esconden. Este comportamiento claramente no es normal y se debe al
estrés que les genera el uso de esas prendas", asegura Javiera Capelli, veterinaria de Clínica Vetneptuno.
El uso de ropa que -por ejemplo- se abroche a nivel del cuello, también hace que los perros
se sientan oprimidos y pueden presentar cuadros ansiosos cuando sus amos los tratan con demasiada "humanidad", haciéndoles perder su identidad animal.
Sin embargo, el "vestir" a los perros no solo conlleva consecuencias psicológicas, sino que también puede tener perjuicios físicos, tales como:
- Alergias: ciertas telas pueden causar alergias en los perros, lo cual se acentúa cuando además los amos no les cambian la ropa. Como consecuencia, los canes pueden presentar dermatitis por contacto o irritaciones.
- Deformaciones de las extremidades: esto ocurre, sobre todo, cuando usan zapatos, en especial en la época de cachorros, ya que sus huesos se encuentran en período de desarrollo. Asimismo, los perros utilizan sus cojinetes plantares -piel gruesa de sus patas- para saber localizarse y tener contacto con su ambiente.
- Hongos: en el caso de las razas de pelaje abundante, la ropa puede dar origen a motas o nudos, y además tiende a retener la humedad, lo que puede favorecer la aparición de hongos e infecciones generalizadas en su piel.
- Muerte: en ciertas razas, la ropa puede provocar golpes térmicos, causándoles acidez patológica en el cuerpo y dificultades respiratorias, lo que en casos extremos significa la muerte.
Según Javiera Capelli, existen casos puntuales en los que se acepta el uso de ropa o accesorios caninos. Un ejemplo lo constituyen los perros policiales y los zapatos que utilizan durante la temporada estival, para evitar que sus cojinetes plantales sufran quemaduras producto del pavimento caliente.
Asimismo, cuando los perros son demasiado friolentos, como ocurre frecuentemente con los chihuahua, el uso de prendas de abrigo no es tan contraindicado, siempre y cuando sea dentro de lo razonable.
Lo mismo se aplica para los canes que son despojados de su pelaje en pleno invierno. Para ellos, el uso de capas no revierte mayor peligro, siempre y cuando estas sean cambiadas e higienizadas con regularidad, para así evitar la aparición de irritaciones y hongos.
