SANTIAGO.- A los calificativos de mujeriego y de despilfarrador de dinero se suma el de rebelde. Desde hace años, el príncipe Laurent de Bélgica (53 años) es conocido como el desobediente de su casa real y en la actualidad es protagonista de un nuevo incidente que podría costarle varios miles de euros de su generosa paga anual por una multa del propio gobierno belga.
El tercer hijo de Alberto II y la princesa Paola, y hermano menor del actual rey Philippe, ha sido catalogado desde siempre por la prensa de su país como “un payaso de la corte”, pasando por alto los protocolos reales, y por eso no es de extrañar que en julio pasado haya hecho caso omiso de las reglas y haya asistido a la embajada china en Bélgica, para celebrar el 90° aniversario de la creación del ejército del gigante asiático.
El problema de este hecho es que desde el año 2013, una ley lo obliga a pedirle permiso al ministro de Relaciones Exteriores belga, antes de realizar cualquier tipo de actividad con autoridades extranjeras.
Muy a su estilo, dicha autorización nunca fue solicitada y además, quiso compartir lo bien que lo pasó con una fotografía ad hoc en su cuenta de Twitter.
El perfil del príncipe fue cerrado el mes pasado, pero la imagen quedó dando vueltas por internet, al igual que la polémica por su incumplimiento de las reglas.
Tal como ha trascendido en medios europeos, el gobierno belga multará a Laurent por esta desobediencia, con un castigo “proporcional” al hecho, tal como lo ha señalado el propio Primer Ministro Charles Michel.
Según se estima, el salario público de Laurent asciende a los 308.000 euros anuales ($228.787.668) y se cree que su castigo podría costarle hasta un 15% de su dotación, llegando a ser alrededor de los 30 mil euros ($22.284.513).
Un pasado solitario y lleno de polémicas
Su festejo con las autoridades chinas es apenas uno de varios hechos protagonizados por el príncipe Laurent y que han terminado en escándalos nacionales.
Se casó el 12 de abril de 2003 con la princesa Claire –con quien luego tendría tres hijos- y llamando la atención por llorar más que la novia durante la ceremonia, ahogado por la emoción.
Según Mario Danneels, periodista y autor de la biografía “Laurent, le pestiféré de Laeken”, la serie de escándalos que van desde comentarios fuera de lugar a su gusto por el despilfarro, no son más que una máscara para ocultar su tristeza.
En efecto, la depresión ha sido un tema frecuente que rodea entre rumores a la imagen de Laurent, y se la atribuye a una niñez alejada de su familia, entre internados y casas de amigos, mientras sus padres vivían una dura etapa matrimonial: según la prensa belga, Laurent, nacido en 1963, no es el hijo menor de Alberto II, sino que lo es Delphine Boël (1968), la supuesta hija extramatrimonial que tuvo el entonces rey con la baronesa Sybille de Selys Longchamps.
Las teorías de la prensa indican que la princesa Paola no se habría quedado de brazos cruzados frente a los amoríos de su esposo, y ella misma se habría embarcado en romances que hasta el día de hoy hacen que algunos se pregunten si Laurent es hijo o no de Alberto II.
Es por esto que varios justifican su comportamiento rebelde, que ha incluido su propia fama de mujeriego, y escándalos como la devolución de 16 mil euros por gastos oficiales no justificados que había gastado del dinero público, con ítems como viajes de esquí, compras y actividades personales. "He pagado mucho más de lo que el Estado me paga a mí", gritó furioso, según la prensa europea.
En 2011 fue castigado sin participar de actos oficiales por seis meses, luego de que no obedeciera la petición del gobierno belga de no viajar al Congo (ex colonia belga) en momentos en que se vivían las elecciones presidenciales del país africano.
Sin importarle que Bélgica quisiera verse neutro en medio de los comicios, Laurent viajó y no contento con eso, se reunión con el entonces Presidente Joseph Kabila, quien continua en el cargo hasta la actualidad.
El año 2015 llamó la atención cuando un niño le preguntó a Laurent si él era el rey, y este le contestó que no pero que
“con un golpe de estado podemos arreglarlo”. (En a foto,
de izquierda a derecha, el príncipe Laurent, el rey Philippe, la reina Mathilde
y la princesa Claire, esposa de Laurent).
Varios se preguntaban si fue la supuesta depresión la que en realidad lo internó en 2014 en una clínica. Tal como se comunicó oficialmente, Laurent se encontraba con una fuerte “fatiga” que arrastraba hacía varios meses.
Sin embargo, más adelante se informó que permaneció durante dos semanas en coma inducido, para tratarlo de una neumonía.