SANTIAGO.- Desde el 1 de abril comenzó a regir la Ley de Inclusión Laboral, normativa que se encarga de resguardar los derechos de los trabajadores en situación de discapacidad.
La característica esencial de esta ley es que se establece una cuota de empleos del 1% para personas con discapacidad en organismos públicos y privados que cuenten con 100 o más trabajadores. Con este escenario, se habilitarían casi 30.000 cupos de trabajo.
Bajo este nuevo contexto laboral, María Theresa Von Furstenberg, directora del diploma de Habilidades Laborales de la Universidad Andrés Bello, conversó con Emol TV sobre los desafíos que trae esta ley.
En primer lugar, Von Furstenberg consideró que esta normativa significa un "gran avance" y "una tarea pendiente que tenía nuestro país con las personas con discapacidad", pero que todavía hay que ver cómo será su implementación.
"Esto no se trata solo de contratar a una persona con discapacidad, es asegurarse que esa contratación en ese puesto de trabajo vayan a ser exitosos y permanezcan en el tiempo", indica.
En ese sentido, cree que la puesta en marcha no será fácil, y dice que se "requiere que los departamentos de recursos humanos implementen un área de inclusión y se hagan cargo, porque cada discapacidad tiene un requerimiento diferente".
Implementación y diferentes capacidades
Si bien la nueva ley establece el número de trabajadores con discapacidad que se deben contratar en las empresas, no se explica el cómo formarán parte de la planta.
Para la experta de la UNAB, no se avanza en eso "no porque haya una mala voluntad, sino porque nadie ha dicho el cómo. Pasa lo mismo en educación, que tiene que incluir a los niños con necesidades educativas especiales pero a la profesora nadie no le dice el cómo hacerlo".
Asimismo, también profundizó si es que es posible que una discapacidad pueda ser favorecida por sobre otra, donde señaló que "depende del tipo de empresa y los tipos de cargo".
"Hay empresas que creen que es bastante más sencillo tratar con una persona con discapacidad física porque no tiene una discapacidad intelectual y se puede adaptar al trabajo (...) pero sin embargo los jóvenes con discapacidad intelectual están más orientados a las tareas menores, que es menos costoso que cumplir la cuota con estos profesionales", indicó.
Los desafíos en educación
Con respecto a los desafíos en el ámbito educacional, Von Furstenberg explicó que "cuando hablamos de personas con discapacidad no intelectual, son jóvenes que pueden acceder a la educación superior si tienen los apoyos necesarios, estos pueden ser profesionales como cualquiera".
En ese sentido, habló de su trabajo como directora del Diploma de Habilidades Laborales de la U. Andrés Bello, programa de formación socio laboral para jóvenes con discapacidad intelectual pero insertos en el mundo universitario que se creó en 2006 y donde a la fecha ya han egresado 317 alumnos.
Uno de los objetivos de este diplomado es que los jóvenes "están incluidos en el ambiente universitario pero con un programa que se ajusta a sus capacidades y ritmos de aprendizaje".
