El Mercurio (imagen referencial)
En 1991, Munira Abdulla le pidió a su cuñado que la acompañara a buscar a su hijo Omar Webair al colegio, debido a que ese día no había un transporte escolar que lo llevara de vuelta a su casa.
Munira recogió a su hijo de entonces cuatro años y se instaló con él en el asiento trasero del vehículo para regresar a su hogar. Sin embargo, en el camino se vieron involucrados en un accidente de tránsito que cambiaría sus vidas para siempre.
"Cuando mi madre vio venir el choque, me abrazó para protegerme del golpe", recordó Omar, quien hoy tiene 32 años. Él logró salir del automóvil solo con un rasguño en su cabeza, pero su madre sufrió un serio daño cerebral.
"No habían teléfonos celulares y no podíamos llamar a una ambulancia. Ella estuvo así durante horas", señaló Omar en declaraciones al sitio The National.
Finalmente, Munira fue trasladada hasta un hospital local donde fue diagnosticada con un mínimo estado de conciencia. Luego fue transferida a un recinto en Al Ain, donde era alimentada por un tubo y recibía fisioterapia para evitar el deterioro de sus músculos.
Los años pasaron, pero su hijo Omar nunca la abandonó y se las arreglaba para estar a su lado la mayor cantidad de horas al día que le fuera posible. Asimismo, intentaba ayudarla a recuperarse, ya que aunque su madre estaba inconsciente, él podía descifrar si sentía o no dolor según las expresiones de su rostro.
Sin embargo, en abril de 2017, algo insospechado ocurrió: el príncipe heredero Sheikh Mohamed bin Zayed se enteró de su historia y le otorgó a la familia una beca para que fuera tratada en Alemania.
"Me dijeron que era un caso perdido"
Munira fue internada en la Clínica Schoen, donde los médicos se enfocaron en su terapia física y en controlar su epilepsia, todo con el objetivo de mejorar su calidad de vida.
Pero su hijo Omar ansiaba más. "Le dije a los doctores que esperaba que empezara a hablar otra vez y ellos me dijeron 'estás yendo más allá de la imaginación'", recordó.
En junio de 2018, durante el último mes de Munira en la clínica alemana, Omar tuvo una discusión con personal del recinto dentro de la habitación de su madre. Entonces, el hombre se percató de que ella hacía sonidos extraños.
Omar llamó a los médicos para que la examinaran y ellos determinaron que todo estaba normal. Sin embargo, tres días después pasó lo inesperado.
"Me desperté con el sonido de alguien que decía mi nombre. Era ella. Me estaba llamando. Volaba de alegría. Durante años había soñado con ese momento y mi nombre fue la primera palabra que dijo", recordó Omar.
Actualmente, Munira es tratada en el Hospital Mafraq de Abu Dhabi y es capaz de comunicarse de una manera razonable, sobre todo en lo relacionado a asuntos familiares.
Omar explicó a The National que decidió compartir su historia, para darles esperanzas a quienes tienen familiares en un estado similar a como estaba su madre.
"Todos esos años, los médicos me dijeron que era un caso perdido y que no tenía sentido el tratamiento que buscaba para ella (...) No los consideren muertos", fue su mensaje.