Diana nació el 1 de julio de 1961, en Sandringham, Inglaterra. Fue la cuarta hija del conde John Spencer y Frances Roche. En 1981 se casó con el príncipe Carlos, de quien se divorció en 1996. Falleció el 31 de agosto de 1997, tras sufrir un accidente automovilístico en París, Francia.
APMe gusta ser un espíritu libre. A algunos no les gusta eso, pero así es como soy.
No me guío por el libro de reglas... Yo me rijo desde el corazón, no la cabeza.
Los brazos de una madre son más reconfortantes que los de cualquier otra persona.
La familia es lo más importante del mundo.
Lucharé por mis hijos en cualquier nivel para que puedan alcanzar su potencial como seres humanos y en sus deberes públicos.
Quiero que mis niños entiendan las emociones de la gente, sus inseguridades, sus angustias, y sus esperanzas y sueños.
Vivo por mis hijos. Estaría perdida sin ellos.
Si encuentras a alguien que amas en tu vida, entonces debes aferrarte a él, y cuidarlo, y si tuviste la suerte de encontrar a alguien que te amara, debes protegerlo.
No quiero regalos costosos; no quiero que me compren. Tengo todo lo que quiero. Solo quiero que alguien esté ahí para mí, para hacerme sentir segura y protegida.
Llevar a cabo un acto de amabilidad al azar, sin ninguna expectativa de recompensa, a sabiendas de que algún día alguien podría hacer lo mismo por ti.
Todo el mundo necesita ser valorado. Todos tiene el potencial de devolver algo.
Los abrazos puede hacer grandes cantidades de bien, especialmente para los niños.
Toco a las personas. Creo que todos necesitan eso. Poner una mano en el rostro de un amigo significa hacer contacto.
La enfermedad más grande hoy en día es la de las personas que no se sienten amadas.
El mayor problema en el mundo de hoy es la intolerancia. Todos son tan intolerantes con el otro.
No me llamen modelo. Solo estoy tratando de ayudar.
En cualquier lugar donde veo sufrimiento, ahí es donde quiero estar, haciendo lo que pueda.
Quiero entrar a una habitación, ya sea un hospital para moribundos o un hospital para niños enfermos, y sentir que me necesitan. Quiero hacer, no solo ser.
No soy una figura política, soy una figura humanitaria, siempre lo fui, siempre lo seré.
Nada me produce más felicidad que intentar ayudar a las personas más vulnerables de la sociedad. Es una parte buena y esencial de mi vida, una especie de destino.
Sabía cuál era mi trabajo: era salir, y conocer a la gente y amarla.
Me gustaría ser una reina en el corazón de la gente.
Llámenme Diana, no princesa Diana.