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Marca de zapatos de lujo abre su primera tienda en China tras 22 años de batalla legal con un empresario local

Manolo Blahnik no podía vender directamente en el país asiático, debido a que en 1999 Fang Yuzhou registró la marca Manolo & Blahnik. En 2022 el Tribunal Popular Supremo le dio la razón a la británica y ahora pudo comenzar a operar.

08 de Noviembre de 2024 | 14:37 | EFE / Publicado por M. Francisca Prieto, Emol
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Manolo Blahnik / Instagram (captura)
La prestigiosa marca británica de zapatos de lujo Manolo Blahnik abrió esta semana su primera tienda en China, dos años después de haber ganado una batalla judicial por suplantación de marca en la que llevaba inmersa más de 20 años.

Según la cuenta oficial de la compañía en la red social Xiaohongshu (equivalente local de Instagram, censurado en el país asiático), la tienda abrió este lunes en el céntrico centro comercial Plaza 66 de la megalópolis oriental de Shanghái, hogar de establecimientos de múltiples marcas de lujo conocidas a nivel mundial.

El medio especializado Jing Daily apunta que la firma tiene planes de abrir una nueva tienda al año en diferentes ciudades de la China continental, lanzándose asimismo a la popular plataforma de comercio electrónico Tmall en 2025.

Hasta ahora, los zapatos de la marca -llamada así por su fundador, el diseñador español Manolo Blahnik- solo podían encontrarse en China en plataformas digitales de importaciones de lujo, quedando como alternativa ir directamente al extranjero a comprarlos.

Esto se debía a que Manolo Blahnik no operaba en China debido a que un empresario local llamado Fang Yuzhou registró en 1999 la marca Manolo & Blahnik.

Según la prensa internacional, la firma presentó numerosos recursos desde el año 2000 para poder utilizar su nombre en China, imponiéndose finalmente ante el Tribunal Popular Supremo -la más alta instancia del sistema judicial del país asiático- en 2022.

El sistema de registro de marcas chino daba prioridad a quien hubiera presentado primero la solicitud, aunque acabó pasando por una reforma que contemplaba la posibilidad de que algunas de esas acciones se llevasen a cabo "de mala fe", lo que se tradujo en algunas importantes victorias para marcas internacionales contra negocios locales que les habían plagiado el nombre.
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