CIUDAD DEL VATICANO.- Los restos mortales de Juan Pablo II ingresaron hoy, al mediodía local, en la Basílica de San Pedro, para ser sepultados en las Grutas Vaticanas, en la cripta que ocupó hasta el año 2000 Juan XXIII, que fue proclamado beato y reposa ahora en el interior del templo.
El ataúd, al finalizar el rito público de exequias, fue llevado en hombros por los 12 silleros pontificios, en procesión - acompañada por el canto del Magnificat- por la nave central de la basílica vaticana.
Luego, a través de la "puerta de Santa María", el féretro fue llevado al interior de la ciudad del Vaticano, en un breve trayecto, de escasos cientos de metros, hasta penetrar en las "grutas".
La sepultura es una ceremonia a puertas cerradas, en la que sólo son admitidos los miembros de la llamada "familia pontificia" y los altos prelados previstos para el ritual.
El cardenal camarlengo, Eduardo Martínez Somalo presidió la ceremonia de sepultura, en que el cajón de madera de ciprés es atado con cintas rojas sobre las que se colocan los sellos de la Cámara Apostólica, de la Prefectura, de las Celebraciones y del Capitulo vaticano.
El primer cajón se introduce en otro de zinc y luego en un tercero de madera de nogal, con los mismos sellos y con la cruz y el blasón del pontífice fallecido.
Mientras el féretro es depuesto en la "tierra desnuda" (en realidad en un espacio cavado en el pavimento), los presentes entonaron el "Salve Regina".
Luego se coloca la lápida de mármol blanco de Carrara con la sencilla leyenda "Juan Pablo II 1920-2005".