BRINDISI.- Tras recuperar la misa tridentina en latín, el Papa Benedicto XVI dio este domingo un paso más en la restauración de los viejos usos litúrgicos dando la comunión a los fieles arrodillados, una práctica que había caído en desuso en los últimos 40 años.
La recuperación tuvo lugar durante una misa al aire libre oficiada por el Papa en Brindisi (sur de Italia) ante unas 60.000 personas.
Benedicto XVI ya había hecho lo mismo en la última misa pública que celebró, el 22 de mayo en la iglesia de San Juan de Letrán en Roma, pero el acontecimiento tuvo menos repercusión porque el público era menos numeroso.
Desde ahora, los fieles elegidos para recibir la comunión del Papa deben arrodillarse ante él en un reclinatorio y recibir la hostia directamente en la boca.
Tras la reforma litúrgica del concilio Vaticano II (1962-65), la práctica corriente era que los fieles recibiesen la hostia de pie y en las manos, para llevársela a la boca ellos mismos.
También podían recibirla en la boca, pero de pie. La genuflexión no estuvo nunca prohibido pero quedó reservada a las parroquias más tradicionalistas.
De este modo, Benedicto XVI quiere dar ejemplo al clero. "Nosotros, los cristianos, nos arrodillamos sólo ante el Santísimo acramento (la hostia) porque, en él, nos sabemos y creemos estar en presencia del único y verdadero Dios", dijo el 22 de mayo.
"Estoy convencido de la urgencia de dar de nuevo la hostia directamente en la boca a los fieles, sin que la toquen" y "de volver a la genuflexión en el momento de la comunión como signo de respeto", agregó.