Rousseff convenció a Lula como nombre ideal para sucederlo en la presidencia. El siguiente paso fue convencer a los electores.
AP
BRASILIA.- Dilma Rousseff, economista de 62 años que en su juventud conoció la guerrilla, la cárcel y la tortura, se convirtió el domingo en la primera mujer elegida para gobernar Brasil.
Rousseff, del Partido de los Trabajadores y apoyada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, se impuso en la segunda vuelta de la elección presidencial a José Serra, también economista, postulado por el Partido de la Social Democracia Brasileña.
El presidente Lula, quien termina su segundo mandato y no podía postularse a una nueva reelección, fue quien llevó a Rousseff a la primera división de la política brasileña. Y ella le respondió.
Cuentan allegados al mandatario saliente que éste, después de ganar su primera elección presidencial en 2002, se dirigió a su sucesora y le dijo: "Tú vienes conmigo a Brasilia".
El entonces presidente electo vio en Rousseff a la persona ideal para encabezar el ministerio de Minas y Energía con la eficiencia necesaria para impedir los apagones que empañaron la imagen de su antecesor, Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), e impulsar uno de sus principales proyectos sociales, de llevar energía eléctrica a las localidades más remotas y empobrecidas de Brasil.
Su gestión impresionó tanto al presidente que, en su segundo mandato iniciado en 2007, le asignó la secretaría general del gobierno, el cargo más importante de la administración con poder de decisión sobre todas las instancias del poder ejecutivo.
Nuevamente convenció tanto a Lula que decidió que la economista de 62 años, hija de un inmigrante búlgaro y una brasileña, era la persona ideal para sucederlo en la presidencia en las elecciones del 2010.
Pese a no tener experiencia electoral, Rousseff apareció desde el comienzo en todas las encuestas de opinión como favorita para ganar la votación del domingo y convertirse en la primera mujer en gobernar Brasil, como efectivamente ocurrirá.
Con fama de administradora eficiente, Rousseff también ganó reputación de líder dura y hasta grosera con sus subalternos, capaz de gritarle incluso a otros ministros cuando estaba disconforme con su labor.
Siempre bajo la sombra de Lula, el presidente más popular de la historia reciente de Brasil, analistas coinciden en que el actual mandatario fue quien viabilizó su candidatura por el Partido de los Trabajadores (PT).
Aún así, Rousseff demostró a lo largo de la campaña el espíritu de lucha que la llevó a tomar las armas y unirse a un movimiento guerrillero en su juventud para combatir a la dictadura militar que gobernó Brasil de 1964 a 1985, y que le permitió superar un cáncer linfático un año atrás.
"El voto de Dilma está muy vinculado a Lula y su gobierno, que tiene casi 80% de aprobación", comentó la analista política Helcimara Telles, del Grupo de Pesquisa Opinión Pública, Marketing Político y Comportamiento Electoral.
Sin embargo, consideró que Rousseff logró captar votantes más allá del electorado "lulista", en particular aquel que desconfiaba del actual presidente por su origen sindical y su falta de formación académica.
"Dilma viene de un gobierno bien evaluado y atrae a sectores que no votarían por Lula por ser un líder de origen popular, obrero, pero que sí votarían por ella. Eso explica su crecimiento en las encuestas", opinó Telles.
El analista político Carlos Ranulfo, de la Universidad Federal de Minas Gerais, consideró que Rousseff creció a lo largo de la campaña, al punto que aparecía más simpática y logró mejorar su desempeño en los debates contra Serra, un rival más curtido en las lides políticas.
Antes de la campaña, la aspirante se sometió a una renovación total de su imagen, que incluyó una cirugía plástica y un nuevo peinado, con lo que suavizó su imagen dura.
Su primeros pasos como militante política los dio con organizaciones de orientación comunista y trotskista, y en 1967, cuando estudiaba economía en su estado natal de Minas Gerais, se incorporó al guerrillero Comando de Liberación Nacional (Colina), que buscó derrocar a la dictadura militar.
Capturada en 1970, fue torturada y permaneció en detención durante tres años. Tras ser liberada, se trasladó al estado sureño de Rio Grande do Sul, donde inició una nueva carrera política en el Partido Democrático Trabalhista (PDT).
Durante su militancia guerrillera conoció a Carlos Araújo, quien sería su compañero durante 30 años, hasta su separación en 2000. Con él tuvo su única hija, Paula, quien en septiembre dio a luz al primer nieto de la candidata, Gabriel.
En Rio Grande do Sul, Rousseff comenzó su carrera como funcionaria pública, primero como secretaria de Hacienda de la alcaldía de Porto Alegre, y posteriormente como secretaria estatal de Energía, Minas y Comunicaciones. En el 2001 se incorpora al PT, fundado por Lula y que la postula a la actual elección.
Trabajó en la formulación del programa de gobierno del PT en la elección del 2002, que ganó Lula, y se incorporó como ministra del actual gobierno, que abandonó en abril para asumir la candidatura presidencial de su partido.