Cuenta Francisca Valenzuela que fueron los hermanos Mauricio y Francisco Durán los que se acercaron a ella y le ofrecieron su trabajo como productores, cuando se le ocurriera grabar un disco. Francisca recordó la oferta y los llamó de vuelta, pero poniendo condiciones: El trabajo que hicieran debía respetar a como diera lugar el rol principal que el piano tenía en sus composiciones.
Ése es uno de los sellos distintivos de
Muérdete la Lengua, un disco con la frescura sonora y conceptual de una veinteañera, y estructurado en torno al piano que la misma Valenzuela toca con justa destreza. Una senda que en el mundo del pop estuvo durante años restringida sólo a un puñado de nombres, y que en la última década retomaron con éxito global bandas como Coldplay y Keane.
Ese perfil queda claro desde el primer single y tema que abre el disco, "Peces". Una canción simple, pero no por eso precaria, con un reconocible enfoque adolescente para abordar una temática universal, como el despecho. El tema fue compuesto por Valenzuela a los 13 años, edad que puede explicar una estructura que, a ratos, es algo débil y confusa, pero que también permite sorprenderse con el innegable carácter que posee la canción.
Ese carácter, que en "Peces" es aún incipiente, estalla con toda su potencia ya en el segundo track, "Muérdete la lengua". Se trata de la canción más rockera del disco. Tan rockera como para abandonar por única vez la premisa del piano y entregarse al sonido de las guitarras, mientras ella entona el crudo emplazamiento de "muérdete la lengua, negra que te cuelga, como si perro fueras". Una alta dosis de
girl power.
Desde esa perspectiva nace también "Dulce", pero esta vez para dirigirse no sólo a hombres-primate, sino también a las damas que esa especie circunda. Una ácida crítica a las chicas que Valenzuela califica con el mismo adjetivo del título (porque "les devoran hasta las pestañas"), pero realizada a través de una melodía fresca, rosada, y... sí, dulce. Un tema para adolescentes bien elaborado, con la cuota de dignidad musical que rara vez les dirige un grupo
teen, y sin desmedidas aspiraciones en su mensaje. Nada de crisis de la edad ni latas por el estilo. Los adolescentes, entiéndanlo en el mundo
emo, también se preocupan de asuntos bastante más banales y con todo gusto.
Son momentos de alta intensidad que decaen a ratos, como en la algo floja declaración amorosa de "Afortunada", pero que se recuperan al apartarse del amor y la pareja, como en "Excavador de tumbas" y "Los poderosos". La primera, una canción sobre la inevitibilidad de la muerte a través del personaje de la muerte misma. Un pulso estable de aires efectivamente morturios, reforzados con el sonido fúnebre del mellotron y el silbido fantasmal del teremín (ambos interpretados por Francisco Durán), en un tema que perfectamente podría ser el central de series como "Los Locos Adams" o "Scooby Doo".
"Los poderosos", en tanto, se inscribe como el momento de mayor atrevimiento del disco. No tanto por sus temáticas (las clases de poder, la opresión y las diferencias sociales), sino por su acercamiento a una fusión folclórica local como la que ha distinguido a Los Jaivas (de hecho, el piano de Francisca Valenzuela refiere de manera sorprendente al de Claudio Parra).
Una relación que incluso resulta sana, al permitirle distanciarse de manera más decidida de los referentes que más le enrostran, partiendo por Julieta Venegas y Fiona Apple. Todas presencias naturales en un disco debut, pop y veinteañero, pero que, lo más importante, son sólo visitas dentro de un espacio propio.
Sebastián Cerda Francisca Valenzuela, "Muérdete la Lengua" (2007, Feria La Oreja)
1. Peces. 2. Muérdete la lengua. 3. Afortunada. 4. Excavador de tumbas. 5. Muleta. 6. Los poderosos. 7. Dulce. 8. Segunda vuelta. 9. Las Vegas. 10. Esta noche.
Músicos: Francisca Valenzuela (voz, piano, teclados y rhodes), Mauricio Galleguillos (batería y percusiones), Jorge Chehade (guitarras), Pedro Araneda (bajo y guitarra).
Invitados: Francisco Durán (guitarras, hammond, mellotron, bajo y teremin), Mauricio Durán (bajo y guitarras), Mauricio Basualto (batería y percusiones).
Producción: Mauricio Durán y Francisco Durán.
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