Santos Rubio junto a su hermano menor, Alfonso, ambos payadores y guitarroneros, en una de las últimas fotografías juntos que se conocen. Fue tomada en Pirque en 2008.
Claudio VeraPIRQUE.- Víctima de un cáncer estomacal que le detectaron a fines de 2010, a las 7:30 horas de esta mañana falleció en San Juan de Pirque Santos Daladier Rubio Morales, conocido simplemente como Santos Rubio, uno de los más grandes payadores del siglo XX, impulsor de sucesivas generaciones de cantores a lo divino y lo humano. Tenía 72 años.
Los restos de Santos Rubio se están velando a esta hora en una casa de esa localidad campesina, que además es, junto con Melipilla, una de las cunas de la paya, el guitarrón chileno y el canto a lo poeta. La noticia se propagó incluso por las redes sociales.
La muerte de Santos Rubio supone la mayor pérdida en el campo del canto a lo poeta desde la muerte de Osvaldo Chosto Ulloa, otra eminencia del canto y el guitarrón de Pirque, ocurrida el 7 de octubre del año pasado. En su faceta de payador, Santos Rubio también compartió escenarios con otro referente de la poesía improvisada, Benedicto Piojo Salinas, quien murió en febrero de 2008.
"Todo ocurrió muy rápido. Estuve con él en noviembre en un encuentro de guitarroneros en Pirque y lo vi bien. Después lo invité a Salamanca en enero y estaba muy deteriorado física y anímicamente", cuenta Manuel Sánchez, uno de los músicos que aprendió de Rubio.
No lo vio, lo escuchó
El fallecido cantor es integrante de un clan de trece hermanos avecindada en la localidad de la Puntilla de Pirque, a 27 kilómetros al sur de la capital. De todos ellos sólo él y su hermano menor, Alfonso Rubio, se dedicaron a la música como oficio, y la ceguera que lo acompaña casi desde sus primeros días no fue un obstáculo para sus talentos.
"Santos es una persona sumamente importante, sobre todos para generaciones actuales de guitarroneros. Era un cultor natural pero además tenía una proyección artística. Eso es muy dificil de conseguir, por lo general son áreas que van muy separadas. Los invetigadores señalan que Santos Rubio era la unión de ambas cosas. Fue un maestro que indirectamente nos influyó a todos y es la piedra angular de lo que hoy está ocurriendo con el movimiento de la paya. Como era ciego, es el gran personaje de la oralidad. Todo lo que sabía nunca lo vio. Sólo lo escuchó", agrega Sánchez.
Entre sus principales aportes, a Santos Rubio se le reconoce la tarea de llevar el canto a lo poeta a los ámbitos académico y disquero, más allá de la transmisión oral de la que fue baluarte desde los años '50. Enseñó los rudimentos del guitarrón chileno en la Universidad de Chile y ya desde los años '60 grabó un disco producido por la misma universidad, donde recupera el contrapunto entre el maulino Mulato Taguada y el terrateniente Javier de la Rosa, famoso encuentro fechado por el historiador Encina a fines del siglo XVIII.
Su última participación en un disco data de 2007, cuando compartió espacios con Osvaldo Ulloa, Juan Pérez Ibarra y su hermano menor Alfonso Rubio en Guitarroneros de Pirque, producido por Gonzalo Henríquez.