Por qué verlo: Porque sí y porque no. Los que aman a Arjona lo siguen adonde vaya, cantan lo que él disponga y hasta explican la vida a partir de sus resistidas metáforas. Y para los que lo odian, verlo a él es como ver el último video de YouTube con la fractura de algún futbolista: Nada agradable, más bien chocante, pero el morbo de someterse a ello siempre puede más. Por alguna razón u otra, todos lo veremos un rato. Arjona es Arjona, y no hay cómo escapar.
Por qué hacer zapping: Porque está bien que Arjona no falle, pero... ¿siete veces en Viña? Si ya lo vimos las otras seis, ya sabemos de qué se trata.
Pronóstico: Vamos fundiendo platino, Virginia, porque esto se viene extremo. El culto que genera el cantautor en Chile, y sobre todo en Viña, escapa a todo cauce de racionalidad. Bajarlo del escenario y compensarlo como el público pida será una tarea titánica.