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Alberto
Hurtado Cruchaga s.j. Alberto Hurtado Cruchaga nació en Viña del Mar, Chile, el 22 de Enero de 1901. Formó parte de una familia muy cristiana y unida. Cuando tenía sólo 4 años muere su padre Alberto. Desde entonces su madre Ana debió hacerse cargo de él y de su hermano Miguel.
En 1909 entró al Colegio San Ignacio, donde se distinguió por ser buen compañero, alegre, comunicativo y muy piadoso. Su tiempo libre lo ocupaba en visitar y ayudar a los más necesitados. Terminado el colegio estudió leyes en la Universidad Católica y al mismo tiempo trabajaba para ayudar a su madre. Sin embargo,
su su vocación era ser sacerdote y por ello rezaba horas. Y fue
así como Dios lo escuchó: su madre recibió un dinero
que se le adeudaba y con el cual podría vivir tranquila. A
su regreso se dedicó de lleno a sus alumnos del colegio, a los
cuales no sólo enseñaba sino que dirigía espiritualmente.
Fue un gran educador de juventudes. Su entusiasmo,
oración y la ayuda de personas generosas hicieron realidad su gran
obra. El Padre Hurtado fundó también talleres para educar y capacitar en un trabajo digno a los más necesitados. Además
publicó y dictó conferencias sobre el sacerdocio, los problemas
de la adolescencia, el catolicismo, la educación y el orden social.
Fue fundador de la Revista Mensaje y de la Acción Sindical Chilena.
Motivado por la distancia que en Chile había entre ricos y pobres, y por la frialdad de las clases acomodadas, publicó en 1941 el libro "¿Es Chile un país católico?" El Padre Hurtado murió el 18 de agosto de 1952 víctima de un cáncer del cual nunca se quejó; al contrario, y aceptando la voluntad de Dios, siempre repetía "Contento, Señor, contento". Sus funerales fueron celebrados por el entonces obispo de Talca, monseñor Manuel Larraín, quien por esos días declaró que es "una visita de Dios a la patria chilena". El 19 de noviembre de 1995 se abrieron las puertas del Santuario del Padre Hurtado ubicado en el corazón de Estación Central, entre el Hogar de Cristo y la Parroquia Jesús Obrero. Allí descansan sus restos y se calcula que 600 mil peregrinos lo visitan cada año. |
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