Por tanto, las mujeres debemos ser capaces de darnos cuenta que nuestra participación en todas las esferas de la vida nacional es un hecho. Ya pasó el tiempo de celebrar o de sorprendernos, ahora corresponde ejercer el poder y hacerlo bien.
No podemos seguir actuando como una minoría que se toma el poder, y que aún se muestra sorprendida. Hay que matar el último resabio de la minoría, y ese es que no hay motivo de jolgorio por el hecho que haya mujeres arriba, el mundo lo hizo, la mujer ya llegó arriba.
No podemos las mujeres seguir sorprendidas que “clasificamos” cuando el campeonato ya se está jugando hace rato. Seguimos celebrando y analizando la clasificación, y felicitándonos por ella, cuando hace rato que estamos en el medio del campeonato. Y se nos juzgará por la forma de jugar y por los resultados obtenidos. Ya dejó de ser novedad el sólo hecho de haber “clasificado”.
Es cierto que tener, por primera vez en nuestra historia, una mujer Presidenta es noticioso, es novedoso. Pero es sólo eso hoy. Ya veremos, después, si además es histórico.